Que el Madrid, con una dirección deportiva errática, una crisis institucional, sin estilo definido y cayendo en octavos de Champions durante cinco años consecutivos se haya llevado a Huntelaar en el mercado de invierno es poco menos que inexplicable.
El primer gol de ayer es puro Van Nistelrooy, de todos los que están en el área, incluido el portero, el único que sabe donde está la portería al milímetro es él, por eso no parece un gran gol; como dice Valdano al final del vídeo, "marca más goles que balones toca". En el segundo, en el mano a mano y después de haber atravesado todo el campo la pica con la tranquilidad que sólo dan los genes del que nace delantero centro.
Si el Madrid apuesta por la conexión holandesa Robben-Huntelaar-Sneijder, recupera a Van der Vaart, mantiene a Ramos, Pepe y Casillas, y sigue haciendo crecer a Lass e Higuaín, ahí tiene mimbres de equipo para años; eso sí, habría que irse planteando si Raúl, por muchos récords que rompa, debe tener un papel protagonista en la reconstrucción del equipo o no.
El primero.
El segundo.
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