El bieloruso se reencuentra con la velocidad, el regate y la definición después de un año en que se estuvo regateando a si mismo con insistencia, el típico gol que de no saber que es el mismo Hleb alguien diría, "eh, a este tío hay que ficharlo"; en cambio el portugués sí pertenece por derecho propio al club de los "¿cómo es que todavía está ahí y ningún grande va a por él?, chutazo por la escuadra; mientras, Gilardino va dando lecciones de lo que es un nueve, controla con el pecho y retuerce el cuerpo lo justo para rematar sin dejarla caer empata a dos para encarrilar la eliminatoria.
Hleb.
Veloso.
Gilardino.
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