Ya se puede empezar a hablar de Roma; en un año sin Mundial ni Eurocopa, esta final de Champions es el partido del año; más si tenemos en cuenta que prácticamente todo el mundo está de acuerdo en que son los dos equipos que mejor fútbol practican. Se pueden analizar duelos, jugadores uno a uno y posibles variantes tácticas, pero por encima de todo creo que hay una diferencia fundamental entre ambos equipos: el Barça sólo puede y sabe jugar de una manera, el United puede hacerlo de varias.
El Barça de Guardiola, en este sentido, se parece al del segundo año de Rijkaard, atacar y atacar, plantarse en Stamford Bridge, recibir tres goles en un cuarto de hora, marcar dos y luego perder la eliminatoria a balón parado. Al año siguiente bastó con marcarle dos goles al Benfica y uno al Milán para llegar a la final de París; el equipo en Champions tocaba sin prisa, no se descuidaba atrás y golpeaba cuando podía. El Barça actual es un equipo más completo que aquél, en el que atacar no es sinónimo de encajar goles, pero aún así no ha mostrado ningún otro registro este año. A esto hay que sumar que en el banquillo tampoco parece haber ningún jugador que pueda actuar de revulsivo -a excepción, quizás, de Bojan-, algo que el propio Guardiola demuestra cuando en los partidos importantes tarda 80 minutos en hacer el primer cambio.
Mientras, Ferguson, en las dos últimas temporadas ha creado varias caras para su equipo: el rodillo ofensivo en Premier y el equipo especulador que llegó al Camp Nou con Rooney casi de lateral derecho de la temporada pasada, y el que espera su momento porque se sabe superior y con muchos más recursos que el rival de la actual. Este año es difícil juzgar al United; da la sensación de haber ido sobrado: ha encajado muy pocos goles, ha ganado muchos partidos por la mínima y no se le ha visto la ambición del año pasado, pero menos la FA Cup y a la espera de la final de Roma, lo ha ganado todo. Ha arrasado en resultados pero no en el campo. Lo mejor de todo es que cuando ha hecho falta remontar entonces sí, se ha lanzado en oleada, ha puesto todos sus efectivos sobre el césped (el banquillo parece infinito: Tévez, Berbatov, Giggs, Anderson, el milagroso Macheda, el diluido Nani, Scholes) y ha empezado a hacer funcionar el rodillo a pleno rendimiento, como si solamente hubiera que activar un resorte.
Esta es la principal diferencia entre ambos equipos y la que hace que el Manchester United tenga alguna posibilidad más que el Barça de llevarse el título. Pero recurriendo al tópico (verdadero), a partido único todo es posible.
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