Derby contra el City, Tévez enfrente y marcando en Old Trafford, con el global de la eliminatoria empatado a 3, corner en el 92, la jugada ensayada que sale mal, Giggs se saca de la chistera un centro tenso con el interior y ahí esta Rooney, entrando de cabeza para enviar al United a la final en Wembley.
Esto después de marcarle cuatro al Hull City.
viernes, 2 de julio de 2010
Velocidad de crucero
Se puede perder cualquier día, entra dentro del juego. Pero hay equipos que convierten esa posibilidad en algo remoto. Ayer el Barcelona de baloncesto perdió el segundo partido de la temporada con un tiro a falta de siete décimas. Lo dicho, se puede perder.
Lo mismo sucede con el equipo de fútbol. Ayer acabó la primera vuelta invicto, algo inédito en los 110 años del club, otro récord para explicar a los que vendrán, aquél equipo de las seis Copas no se cansó de ganar y al año siguiente acabó la primera vuelta imbatido, lo nunca visto para un equipo que, en los últimos 20 años dio un vuelco a su historia pero demasiadas veces le faltó el instinto de la autosuperación, conformándose con el juego bonito, las alabanzas y alimentando un entorno de politiqueo autodestructivo.
No parece que esta vez vaya a suceder. Pocas veces un equipo blaugrana ha transmitido tal sensación de seguridad en la victoria, en que no hay días malos y, en caso de que los haya, el compromiso, el esfuerzo y el perseguir el triunfo van a estar ahí. Por eso, para un afición acostumbrada al 'avui patirem', los partidos se afrontan de forma distinta. Nadie da nada por sentado, pero la confianza ciega en que el partido será atractivo y muy probablemente acabará decántandose para los de Guardiola es palpable.
La temporada anterior el juego del equipo era exagerado, por momentos parecía un partido de exhibición, como si un debutante tuviera que demostrar, día sí día también, que tiene talento, que puede ser una estrella, marcaban el tercero e iban a por el cuarto. De ahí que, a pesar de los deslumbrantes resultados, hasta que no se consiguieron los títulos no existía una confianza ciega en el equipo. Cualquier partido loco o trabado podía suponer un traspiés (Atlético de Madrid, Espanyol, Chelsea). Había una sensación de fragilidad, del mismo modo que se goleaba algún día se podía caer con estrépito.
Este año la sensación es distinta. Hay más recursos con la incorporación de Ibrahimovic y la mejoría de Keita para adaptarse a la fluidez con que circula el balón en el centro del campo han cambiado la efervescencia por una mejor lectura de los partidos. Ayer, salvo el gol involuntario de Alves, el Barça supo cuando y como atacar al Valladolid. Eligió la forma más adecuada, la banda derecha, y casi pareció que escogía los momentos en los que generar ocasiones. Messi no conduce tanto el balón ni siempre arranca desde banda, cuando el año anterior se hartó a hacer diagonales desde la derecha, ya no hay tanta pared de fútbol sala en la frontal del área y la salida del balón ya no es siempre hacia el medio centro. El equipo y las soluciones de Guardiola han construido un conjunto más maduro y cerebral. Por el camino se han quedado las goleadas y el fútbol de salón sin perder atractivo estético, todo un mérito.
Por eso me parece que los cinco puntos de diferencia con el Real Madrid de este año son más significativos que los doce de la temporada pasada.
Lo mismo sucede con el equipo de fútbol. Ayer acabó la primera vuelta invicto, algo inédito en los 110 años del club, otro récord para explicar a los que vendrán, aquél equipo de las seis Copas no se cansó de ganar y al año siguiente acabó la primera vuelta imbatido, lo nunca visto para un equipo que, en los últimos 20 años dio un vuelco a su historia pero demasiadas veces le faltó el instinto de la autosuperación, conformándose con el juego bonito, las alabanzas y alimentando un entorno de politiqueo autodestructivo.
No parece que esta vez vaya a suceder. Pocas veces un equipo blaugrana ha transmitido tal sensación de seguridad en la victoria, en que no hay días malos y, en caso de que los haya, el compromiso, el esfuerzo y el perseguir el triunfo van a estar ahí. Por eso, para un afición acostumbrada al 'avui patirem', los partidos se afrontan de forma distinta. Nadie da nada por sentado, pero la confianza ciega en que el partido será atractivo y muy probablemente acabará decántandose para los de Guardiola es palpable.
La temporada anterior el juego del equipo era exagerado, por momentos parecía un partido de exhibición, como si un debutante tuviera que demostrar, día sí día también, que tiene talento, que puede ser una estrella, marcaban el tercero e iban a por el cuarto. De ahí que, a pesar de los deslumbrantes resultados, hasta que no se consiguieron los títulos no existía una confianza ciega en el equipo. Cualquier partido loco o trabado podía suponer un traspiés (Atlético de Madrid, Espanyol, Chelsea). Había una sensación de fragilidad, del mismo modo que se goleaba algún día se podía caer con estrépito.
Este año la sensación es distinta. Hay más recursos con la incorporación de Ibrahimovic y la mejoría de Keita para adaptarse a la fluidez con que circula el balón en el centro del campo han cambiado la efervescencia por una mejor lectura de los partidos. Ayer, salvo el gol involuntario de Alves, el Barça supo cuando y como atacar al Valladolid. Eligió la forma más adecuada, la banda derecha, y casi pareció que escogía los momentos en los que generar ocasiones. Messi no conduce tanto el balón ni siempre arranca desde banda, cuando el año anterior se hartó a hacer diagonales desde la derecha, ya no hay tanta pared de fútbol sala en la frontal del área y la salida del balón ya no es siempre hacia el medio centro. El equipo y las soluciones de Guardiola han construido un conjunto más maduro y cerebral. Por el camino se han quedado las goleadas y el fútbol de salón sin perder atractivo estético, todo un mérito.
Por eso me parece que los cinco puntos de diferencia con el Real Madrid de este año son más significativos que los doce de la temporada pasada.
La no renovación
A lo mejor yo lo he entendido mal, pero ayer Guardiola no renovó nada. No firmó un contrato nuevo ni una extensión del actual, y tampoco aseguró que el año que viene vaya a seguir como entrenador del Barcelona. Todo queda supeditado a que haya 'feeling' con el nuevo presidente, o lo que es lo mismo, puede que sí o puede que no. ¿Alguna diferencia con la situación que había antes? Ninguna, aunque muchos ya duermen mejor y los demás nos evitamos cantidades ingentes de rumores y portadas sobre el futuro de Guardiola, que no es poco. Pero de renovación, nada de nada, lo único que parece que no firmará con otro equipo, de momento, cosa que tampoco hubiera hecho ya que dijo que esperaría a final de temporada para decidir su futuro.
Guardiola volvió a hacer lo mejor para el equipo y el club, pero a lo mejor no para él, y por primera vez sucumbió al entorno, que exigía una decisión afirmativa por su parte -que no una decisión a secas-. De hecho, en las imágenes yo no veo un tipo radiante y feliz, sino alguien en cierto modo obligado a expresar un compromiso verbal en público rodeado de los que lo han llevado a esta situación (atención a la cara que pone cuando Laporta se marca la machada de decir que el 2-6 del Bernabeu contaba como un título-). Ah, y si es una renovación, de momento es para un año, ¿suena eso a proyecto de futuro? ¿Puede el Barça tener un entrenador por un año? ¿Fichas lo que te pide un entrenador que a lo mejor se va dentro de nueve meses?
No está de más ver parte de la rueda de prensa de ayer y que cada uno extraiga sus conclusiones.
Guardiola volvió a hacer lo mejor para el equipo y el club, pero a lo mejor no para él, y por primera vez sucumbió al entorno, que exigía una decisión afirmativa por su parte -que no una decisión a secas-. De hecho, en las imágenes yo no veo un tipo radiante y feliz, sino alguien en cierto modo obligado a expresar un compromiso verbal en público rodeado de los que lo han llevado a esta situación (atención a la cara que pone cuando Laporta se marca la machada de decir que el 2-6 del Bernabeu contaba como un título-). Ah, y si es una renovación, de momento es para un año, ¿suena eso a proyecto de futuro? ¿Puede el Barça tener un entrenador por un año? ¿Fichas lo que te pide un entrenador que a lo mejor se va dentro de nueve meses?
No está de más ver parte de la rueda de prensa de ayer y que cada uno extraiga sus conclusiones.
Asistencias
Tratando de encontrar un hueco para escribir algo sobre los cinco puntos de diferencia, la renovación de Guardiola o por qué Cesc debería ser El Fichaje, dejo este post con algunas asistencias del fin de semana (lo he visto en 101 Great Goals). Me quedo con la de Xavi porque rompe dos líneas, la sutilidad de Ballack y el conjunto asistencia-control-remate de Munitis y Canales.
Cosas del fútbol
Los mejores 45 minutos de la temporada, al nivel del juego mostrado la temporada pasada, acaban con la virginidad del Barcelona de Guardiola.
Partidazo con segunda parte antológica. Presión, posesión con sentido, constantes cambios de posición, con Iniesta y Messi percutiendo y encarando constantemente, Ibrahimovic y Henry intercambiando posiciones y habilitando la llegada de la segunda línea, Xavi ordenando el juego en las inmediaciones del área, Piqué ganando casi todos los balones aéreos y Puyol y Abidal cerrando atrás. No brilló Alves en ataque, en parte porque Messi monopolizó la banda derecha y desbordó a Fernando Navarro sin necesidad del dos contra uno, en parte porque Jiménez puso a Navas durante parte del segundo tiempo para fijar al brasileño.
A nivel individual nada que reprochar a nadie, con un Messi que ha tenido cuatro ocasiones de gol claras -dos salvadas por un Palop providencial, otra que da en el palo y una picada que se va fuera-, unos Xavi e Iniesta imperiales -gol desde fuera del área del primero y una jugada que iba para enmarcar del segundo que fue rebañada en el último momento después de sentar al portero y un defensa-, un Puyol que está, sin duda, en el mejor momento de su carrera y que incluso ha subido el balón con criterio en momentos de apuro, un Busquets que es el termómetro del juego del equipo -si juega a uno o dos toques es que la cosa funciona, hay movilidad y espacios, lo contrario es sinónimo de atasco-.
En la parte no tan positiva un Henry que sigue sin ser un jugador desequilibrante, que no quiere decir que juegue mal, pero no marca la diferencia, un Ibrahimovic que ha tenido dos ocasiones que un nueve de equipo grande no debería perdonar -la volea de la primera parte, el rechace del palo a puerta vacía de la segunda-, pero quien más quien menos sabía que cambiar a Ibra por Eto'o comportaba perder algo de gol a cuenta de generar más juego. Y los cambios, la entrada de Bojan y Pedro a falta de siete minutos rompió el ritmo del Barça -o eso me pareció a mí-; se perdieron los apoyos de espaldas y el juego aéreo de Zlatan y la posibilidad de una llegada dede atrás de Alves -aunque es cierto que Pedro participó en dos jugadas de peligro-.
Y como no, el héroe del partido: un Palop inmenso, un portero que de no haber vivido a la sombra de Cañizares demasiados años tendría un mayor reconocimiento popular.
En definitiva, partidazo. Y ahora imaginemos que la Copa fuera a partido único y todos los partidos se jugaran con esta urgencia.
Partidazo con segunda parte antológica. Presión, posesión con sentido, constantes cambios de posición, con Iniesta y Messi percutiendo y encarando constantemente, Ibrahimovic y Henry intercambiando posiciones y habilitando la llegada de la segunda línea, Xavi ordenando el juego en las inmediaciones del área, Piqué ganando casi todos los balones aéreos y Puyol y Abidal cerrando atrás. No brilló Alves en ataque, en parte porque Messi monopolizó la banda derecha y desbordó a Fernando Navarro sin necesidad del dos contra uno, en parte porque Jiménez puso a Navas durante parte del segundo tiempo para fijar al brasileño.
A nivel individual nada que reprochar a nadie, con un Messi que ha tenido cuatro ocasiones de gol claras -dos salvadas por un Palop providencial, otra que da en el palo y una picada que se va fuera-, unos Xavi e Iniesta imperiales -gol desde fuera del área del primero y una jugada que iba para enmarcar del segundo que fue rebañada en el último momento después de sentar al portero y un defensa-, un Puyol que está, sin duda, en el mejor momento de su carrera y que incluso ha subido el balón con criterio en momentos de apuro, un Busquets que es el termómetro del juego del equipo -si juega a uno o dos toques es que la cosa funciona, hay movilidad y espacios, lo contrario es sinónimo de atasco-.
En la parte no tan positiva un Henry que sigue sin ser un jugador desequilibrante, que no quiere decir que juegue mal, pero no marca la diferencia, un Ibrahimovic que ha tenido dos ocasiones que un nueve de equipo grande no debería perdonar -la volea de la primera parte, el rechace del palo a puerta vacía de la segunda-, pero quien más quien menos sabía que cambiar a Ibra por Eto'o comportaba perder algo de gol a cuenta de generar más juego. Y los cambios, la entrada de Bojan y Pedro a falta de siete minutos rompió el ritmo del Barça -o eso me pareció a mí-; se perdieron los apoyos de espaldas y el juego aéreo de Zlatan y la posibilidad de una llegada dede atrás de Alves -aunque es cierto que Pedro participó en dos jugadas de peligro-.
Y como no, el héroe del partido: un Palop inmenso, un portero que de no haber vivido a la sombra de Cañizares demasiados años tendría un mayor reconocimiento popular.
En definitiva, partidazo. Y ahora imaginemos que la Copa fuera a partido único y todos los partidos se jugaran con esta urgencia.
Miércoles
La noticia es 'oh, el Barça de Guardiola tiene que remontar por primera vez una eliminatoria'. Como si no se hubiera llegado al minuto 80 y tantos en Stamford Brdge o Abu Dabi con el marcador en contra, ni se empezara perdiendo en el Bernabéu en pleno torbellino mediático-canguelista o, hace unas pocas semanas, no se hubieran afrontado dos partidos a cara de perro para sobrevivir en Champions. De acuerdo, no eran eliminatorias, pero agarrarse a eso..., que digo yo que entre todos los jugadores y cuerpo técnico algún día les habrá tocado remontar alguna eliminatoria. En fin, al menos no ha salido el 'espíritu de Goteborg' ni similares.
Más. Márquez descartado para hoy, y la pregunta es, ¿por qué se renueva por dos años a un defensa que ya hace demasiado tiempo que lleva una pájara considerable encima? Y sí, sigue teniendo el pase largo, el gol de Ibrahimovic ante el Sevilla, pero este año está desastroso en defensa -la jugada que cuesta el autogol de Piqué en Pamplona o el gol del Atlante, en cada partido hay un par de acciones en que la lía-. Un jugador que está pensando en comprar un club en su país de origen me da a mí que no está muy centrado en lo suyo. Lo que me lleva al siguiente punto: la política de renovaciones de esta directiva se la van a comer con patatas los que entren -los años de Xavi, la millonada de Valdés, las constantes renovaciones de Messi y el 'tu cobras un euro más que cualquiera y cuando fichamos a Ibra tenemos que tocarte el contrato otra vez' y demás-, eso sin contar que el máximo artífice de la transformación del equipo todavía no ha renovado, ni creo que lo haga en breve.
Puente aéreo (o AVE). Llegó el momento de Benzema; lesionado Higuaín y con Raúl sin ser noticia por ser suplente -normalidad poco destacada-, le toca al francés tirar de repertorio. Sigo pensando que Benzema es mucho más jugador que el argentino, sobre todo por esa capacidad para fabricarse un pequeño espacio y sacar disparos de la nada. Ahora tiene que demostrar si sus goles también dan puntos cuando toca y si le van los partidos épicos -que me da mí que no-.
AVE Madrid-Sevilla. Anda la grada revuelta con Jiménez, lo que me recuerda que en Mestalla también silbaron a Cúper y Benítez, por poner un ejemplo. Qué poquito cuesta acostumbrarse a comer filete cada día, aunque vengas de comer pan duro no hace tanto. Llevan una mala racha en casa, de acuerdo, pero pasaron primeros de su grupo en Champions sin mucho esfuerzo, están por eliminar al Barça en la Copa, siguen fichando fenomenalmente, hacen negocio con las ventas de jugadores y el equipo apenas se resiente... Me parece un club ideal en muchos aspectos como para reclamar la cabeza del entrenador. Eso sin contar que, hoy en día, querer disputarle la liga a Barcelona o Madrid es poco más que una utopía si se participa en Champions. Lo mejor que puede pasarle a un equipo que quiera aspirar a la liga es quedar eliminado de todo. Tan sencillo como eso.
Más. Márquez descartado para hoy, y la pregunta es, ¿por qué se renueva por dos años a un defensa que ya hace demasiado tiempo que lleva una pájara considerable encima? Y sí, sigue teniendo el pase largo, el gol de Ibrahimovic ante el Sevilla, pero este año está desastroso en defensa -la jugada que cuesta el autogol de Piqué en Pamplona o el gol del Atlante, en cada partido hay un par de acciones en que la lía-. Un jugador que está pensando en comprar un club en su país de origen me da a mí que no está muy centrado en lo suyo. Lo que me lleva al siguiente punto: la política de renovaciones de esta directiva se la van a comer con patatas los que entren -los años de Xavi, la millonada de Valdés, las constantes renovaciones de Messi y el 'tu cobras un euro más que cualquiera y cuando fichamos a Ibra tenemos que tocarte el contrato otra vez' y demás-, eso sin contar que el máximo artífice de la transformación del equipo todavía no ha renovado, ni creo que lo haga en breve.
Puente aéreo (o AVE). Llegó el momento de Benzema; lesionado Higuaín y con Raúl sin ser noticia por ser suplente -normalidad poco destacada-, le toca al francés tirar de repertorio. Sigo pensando que Benzema es mucho más jugador que el argentino, sobre todo por esa capacidad para fabricarse un pequeño espacio y sacar disparos de la nada. Ahora tiene que demostrar si sus goles también dan puntos cuando toca y si le van los partidos épicos -que me da mí que no-.
AVE Madrid-Sevilla. Anda la grada revuelta con Jiménez, lo que me recuerda que en Mestalla también silbaron a Cúper y Benítez, por poner un ejemplo. Qué poquito cuesta acostumbrarse a comer filete cada día, aunque vengas de comer pan duro no hace tanto. Llevan una mala racha en casa, de acuerdo, pero pasaron primeros de su grupo en Champions sin mucho esfuerzo, están por eliminar al Barça en la Copa, siguen fichando fenomenalmente, hacen negocio con las ventas de jugadores y el equipo apenas se resiente... Me parece un club ideal en muchos aspectos como para reclamar la cabeza del entrenador. Eso sin contar que, hoy en día, querer disputarle la liga a Barcelona o Madrid es poco más que una utopía si se participa en Champions. Lo mejor que puede pasarle a un equipo que quiera aspirar a la liga es quedar eliminado de todo. Tan sencillo como eso.
Asistencias
Hacía tiempo que no seguía a diario 101 Great Goals y hoy me encuentro con un vídeo con las mejores asistencias de la semana, ni goles ni paradas, asistencias -aunque no me guste el término, importado del baloncesto-; yo prefiero pase de gol -y no nos olvidemos del 'pase de la muerte' cuando sólo hay que empujarla, desgraciadamente muy en desuso-.
Me quedo con las de Banega, Baronio y Cahill.
Me quedo con las de Banega, Baronio y Cahill.
Media hora
Dejo la media hora antológica de Fàbregas ante el Aston Villa. Primero porque es una de las demostraciones individuales más impresionantes de los últimos tiempos (al nivel de Arshavin ante Holanda en la Euro 08 o el partido de Messi frente al Shaktar en la final de la Súpercopa). Segundo porque tenía las entradas apalabradas para verlo en directo pero al final el viaje se vino abajo y lo tuve que ver por televisión.
Lo he subido en formato iPod (m4v) y debería poder descargarse. Para ver los 27 minutos completos hay que instalar el Veoh Web Player (o descargar el vídeo); veréis los links debajo del vídeo en la página de Veoh.
Lo he subido en formato iPod (m4v) y debería poder descargarse. Para ver los 27 minutos completos hay que instalar el Veoh Web Player (o descargar el vídeo); veréis los links debajo del vídeo en la página de Veoh.
Lunes
Se agradece que Guardiola reconozca en la rueda de prensa de ayer que a la media hora se podía ir perdiendo por dos o tres goles tranquilamente. Más que nada porque con un 0-5 las portadas y noticias sobre el partido van por otros derroteros -y supongo que las tertulias de hoy también-. Si ayer en lugar del Tenerife y Alfaro están delante otros es probable que el 2010 siguiera con el casillero de victorias a cero. Nada preocupante, pero está bien ser conscientes de que el sistema de juego es arriesgado, requiere que todo y todos funcionen a la perfección, y precisamente por eso un día puede haber un accidente. Los coches deportivos no tienen maletero y se arrugan con facilidad en caso de colisión.
Ahora que el mercado de invierno apura sus últimas fechas, y viendo que los equipos grandes andan justos de liquidez, se impone el pensamiento de que fichar en invierno es un parche o producto de una mala planificación. Y ahí está Higuaín, máximo goleador de un equipo que cuenta con Raúl, Benzema y Cristiano Ronaldo (eso sin contar su participación en las dos últimas ligas ganadas por los blancos).
Dicen que el Sevilla tenía a Canales en la agenda y daban por seguro que la temporada siguiente vestiría de blanco. Llega al Pizjuán, marca dos golazos y ahora lo conocen todos. Doble mal negocio.
Y hablando del Sevilla, cada año hay equipos que aspiran a codearse con Barça y Madrid (o con el top 4 de Inglaterra o los tres de siempre en Italia) y que acaban cayendo. Casi siempre acaban cogiendo una mala racha sin motivo aparente (tres partidos consecutivos sin ganar en casa pero habiendo vencido a Barça y Real Madrid). Supongo que se mezclan varias cosas: pensar a largo plazo (pelear por un título) en lugar de ir partido a partido, los rivales van a por ti, algunos jugadores creen que por ocupar portadas o ganar a un grande ya está todo hecho, el entorno se crece y saca pecho...
Enorme mérito el del Valencia en una temporada que parecía propicia para el desastre más absoluto. Un Villa de morros porque no le dejaron ir, un Mata al que no dejaron hablar con otros clubes, una situación económica que puede saltar por los aires... De momento no ha sucedido nada de todo esto, incluso parece que no pasa nada por no retomar las obras del campo nuevo. Los resultados positivos son una gran alfombra.
Ahora que el mercado de invierno apura sus últimas fechas, y viendo que los equipos grandes andan justos de liquidez, se impone el pensamiento de que fichar en invierno es un parche o producto de una mala planificación. Y ahí está Higuaín, máximo goleador de un equipo que cuenta con Raúl, Benzema y Cristiano Ronaldo (eso sin contar su participación en las dos últimas ligas ganadas por los blancos).
Dicen que el Sevilla tenía a Canales en la agenda y daban por seguro que la temporada siguiente vestiría de blanco. Llega al Pizjuán, marca dos golazos y ahora lo conocen todos. Doble mal negocio.
Y hablando del Sevilla, cada año hay equipos que aspiran a codearse con Barça y Madrid (o con el top 4 de Inglaterra o los tres de siempre en Italia) y que acaban cayendo. Casi siempre acaban cogiendo una mala racha sin motivo aparente (tres partidos consecutivos sin ganar en casa pero habiendo vencido a Barça y Real Madrid). Supongo que se mezclan varias cosas: pensar a largo plazo (pelear por un título) en lugar de ir partido a partido, los rivales van a por ti, algunos jugadores creen que por ocupar portadas o ganar a un grande ya está todo hecho, el entorno se crece y saca pecho...
Enorme mérito el del Valencia en una temporada que parecía propicia para el desastre más absoluto. Un Villa de morros porque no le dejaron ir, un Mata al que no dejaron hablar con otros clubes, una situación económica que puede saltar por los aires... De momento no ha sucedido nada de todo esto, incluso parece que no pasa nada por no retomar las obras del campo nuevo. Los resultados positivos son una gran alfombra.
Wesley Sneijder
Entiendo que con Benzema, Kaká, Cristiano Ronaldo, Raúl, Higuaín y Van Nistelrooy alguien pensara que no necesitaban otro jugador con gol; también entiendo que con el desembolso que supusieron los nuevos fichajes se necesitara hacer caja y vender al holandés, seguramente el más valorado por el resto de clubes. Pero tengo la sensación de que se le dejó marchar con demasiada facilidad, que lo que pagó el Inter por él es poco -15 millones-, que es un jugador revulsivo, difícil de fijar por el rival y que antes podrían haber sopesado otras opciones, como sí han hecho tratando de encajar a los Marcelo, Drenthe, Arbeloa y Van der Vaart.
Ayer marcó dos goles de falta (primero y segundo), los dos con el marcador en contra, los dos para levantar al equipo y la grada y no perder ante el colista en casa. Puede que no sea el jugador más adecuado para un juego de toque -cosa que el Madrid no hace-, pero es perfecto para montar contraataques, llegar y disparar de la nada desde cualquier posición fuera del área, eso sin contar su efectividad a balón parado. Puestos a divagar, y viendo como juega el Real Madrid, se podrían haber ahorrado algún mediático y mantenido a Sneijder en la plantilla; era perfecto para el juego del Real Madrid.
Ayer marcó dos goles de falta (primero y segundo), los dos con el marcador en contra, los dos para levantar al equipo y la grada y no perder ante el colista en casa. Puede que no sea el jugador más adecuado para un juego de toque -cosa que el Madrid no hace-, pero es perfecto para montar contraataques, llegar y disparar de la nada desde cualquier posición fuera del área, eso sin contar su efectividad a balón parado. Puestos a divagar, y viendo como juega el Real Madrid, se podrían haber ahorrado algún mediático y mantenido a Sneijder en la plantilla; era perfecto para el juego del Real Madrid.
No hay rival pequeño
Andan los medios analizando al Barça 2010 por dos malos resultados, o lo que es lo mismo para este equipo, por dos no-victorias. El gran Barça de las 6 Copas, el equipo perfecto, no ha ganado los dos primeros partidos de 2010 ante Villarreal y Sevilla en casa. No hay excusas, hay equipos que deben ganar siempre, pero ambos partidos han sido bastante igualados, ha habido ocasiones de gol y, aunque el juego y la presión no hayan sido los habituales, no habría que preocuparse mucho. Más si tenemos en cuenta cómo se han ganado los títulos durante el último año.
Liga: hasta el 2-6 en el Bernabéu, el Real Madrid no dejó de presionar y apretar la clasificación; partidos ajustados como el del campo del Getafe, actuaciones milagro como la de Messi en Santander o un gol en el último minuto de Gudjohnsen para vencer al Betis en casa fueron más habituales de lo que se quiere recordar.
Copa del Rey: penalty parado por Pinto en Mallorca, en la final se empieza perdiendo y empata Touré, que juega de central, con una jugada que difícilmente volverá a repetir (y el chute toca en un defensa).
Champions: gol de Messi en Donetsk en el último minuto; Iniesta, primer tiro a puerta en Stamford Bridge y gol en el descuento que, además de dar acceso a la final, permite disputar la Súpercopa de Europa y el Mundial de Clubes; sin el Iniestazo, doblete. Y no nos olvidemos de los primeros diez minutos de la final ante el United, cuando quien más quien menos pensó que aquello era Atenas.
Súpercopa de España: Pedro, asistencia y gol en San Mamés para encarrilar el título.
Súpercopa de Europa: gol de Pedro en la prórroga, Messi se echa el equipo a la espalda y Puyol resulta providencial en acciones puntuales.
Mundial de Clubes: gol de Pedro en el último minuto para forzar la prórroga, gol de pecho de Messi para ganar el título. Sin contar que ante el Atlante se empieza perdiendo también.
Resumiendo: aquí nadie gana sin bajar del autocar, y lo que se valora de este Barça, más allá de los títulos, es el juego y la filosofía que lo respalda. Se han ganado seis Copas como se podrían haber ganado dos, la diferencia -cuatro Copas- se mide en centímetros y segundos de tiempo, en que un jugador que apenas chuta desde fuera del área enganche un zapatazo de primeras que uno de los mejores porteros del mundo es incapaz de parar.
De un tiempo a esta parte parece que cada derrota -o incluso empate- de los equipos grandes es poco menos que un fracaso descomunal, una falta de compromiso de los jugadores, un error imperdonable del entrenador -y si no que le pregunten a Pellegrini, ninguneado por no ganar todos los partidos por goleada-.
Desde que los fichajes son mediáticos y los medios deportivos patrios se escoran hacia el espectáculo, todo es blanco o negro, sin matices. El Real Madrid empata en Osasuna y se acaba el mundo -cuando históricamente, el Reyno de Navarra (ex-Sadar), había sido una encerrona para los grandes-; el Barça empata con el Villarreal, equipo que cada año le araña puntos al Barça y al Madrid y ya se oyen los primeros murmullos; lo mismo con el Sevilla, que cuando interesa es un outsider al título de Liga pero cuando juega contra los grandes debería perder ¿? El problema, y debe ser algo cultural, es que aquí se mira el calendario y muchos partidos se dan por ganados a meses vista, llega el día, se empata o se pierde y el periodista de turno inflama la tertulia nocturna o se monta una portada amarillista.
Curiosamente, ni jugadores ni entrenadores actúan así; siempre hay respeto por el rival, todos saben que hay campos difíciles de per se, que habrá bajas, cansancio, polémicas, que los equipos viven de las rachas y la confianza, y que hay días en que simplemente las cosas no salen bien. Ah, y que el rival también suele jugar, tiene su orgullo y quiere ganar. Que a veces da la sensación que algunos querrían una Liga con equipos que se dejaran ganar.
Liga: hasta el 2-6 en el Bernabéu, el Real Madrid no dejó de presionar y apretar la clasificación; partidos ajustados como el del campo del Getafe, actuaciones milagro como la de Messi en Santander o un gol en el último minuto de Gudjohnsen para vencer al Betis en casa fueron más habituales de lo que se quiere recordar.
Copa del Rey: penalty parado por Pinto en Mallorca, en la final se empieza perdiendo y empata Touré, que juega de central, con una jugada que difícilmente volverá a repetir (y el chute toca en un defensa).
Champions: gol de Messi en Donetsk en el último minuto; Iniesta, primer tiro a puerta en Stamford Bridge y gol en el descuento que, además de dar acceso a la final, permite disputar la Súpercopa de Europa y el Mundial de Clubes; sin el Iniestazo, doblete. Y no nos olvidemos de los primeros diez minutos de la final ante el United, cuando quien más quien menos pensó que aquello era Atenas.
Súpercopa de España: Pedro, asistencia y gol en San Mamés para encarrilar el título.
Súpercopa de Europa: gol de Pedro en la prórroga, Messi se echa el equipo a la espalda y Puyol resulta providencial en acciones puntuales.
Mundial de Clubes: gol de Pedro en el último minuto para forzar la prórroga, gol de pecho de Messi para ganar el título. Sin contar que ante el Atlante se empieza perdiendo también.
Resumiendo: aquí nadie gana sin bajar del autocar, y lo que se valora de este Barça, más allá de los títulos, es el juego y la filosofía que lo respalda. Se han ganado seis Copas como se podrían haber ganado dos, la diferencia -cuatro Copas- se mide en centímetros y segundos de tiempo, en que un jugador que apenas chuta desde fuera del área enganche un zapatazo de primeras que uno de los mejores porteros del mundo es incapaz de parar.
De un tiempo a esta parte parece que cada derrota -o incluso empate- de los equipos grandes es poco menos que un fracaso descomunal, una falta de compromiso de los jugadores, un error imperdonable del entrenador -y si no que le pregunten a Pellegrini, ninguneado por no ganar todos los partidos por goleada-.
Desde que los fichajes son mediáticos y los medios deportivos patrios se escoran hacia el espectáculo, todo es blanco o negro, sin matices. El Real Madrid empata en Osasuna y se acaba el mundo -cuando históricamente, el Reyno de Navarra (ex-Sadar), había sido una encerrona para los grandes-; el Barça empata con el Villarreal, equipo que cada año le araña puntos al Barça y al Madrid y ya se oyen los primeros murmullos; lo mismo con el Sevilla, que cuando interesa es un outsider al título de Liga pero cuando juega contra los grandes debería perder ¿? El problema, y debe ser algo cultural, es que aquí se mira el calendario y muchos partidos se dan por ganados a meses vista, llega el día, se empata o se pierde y el periodista de turno inflama la tertulia nocturna o se monta una portada amarillista.
Curiosamente, ni jugadores ni entrenadores actúan así; siempre hay respeto por el rival, todos saben que hay campos difíciles de per se, que habrá bajas, cansancio, polémicas, que los equipos viven de las rachas y la confianza, y que hay días en que simplemente las cosas no salen bien. Ah, y que el rival también suele jugar, tiene su orgullo y quiere ganar. Que a veces da la sensación que algunos querrían una Liga con equipos que se dejaran ganar.
miércoles, 30 de junio de 2010
No hay rival pequeño
Andan los medios analizando al Barça 2010 por dos malos resultados, o lo que es lo mismo para este equipo, por dos no-victorias. El gran Barça de las 6 Copas, el equipo perfecto, no ha ganado los dos primeros partidos de 2010 ante Villarreal y Sevilla en casa. No hay excusas, hay equipos que deben ganar siempre, pero ambos partidos han sido bastante igualados, ha habido ocasiones de gol y, aunque el juego y la presión no hayan sido los habituales, no habría que preocuparse mucho. Más si tenemos en cuenta cómo se han ganado los títulos durante el último año.
Liga: hasta el 2-6 en el Bernabéu, el Real Madrid no dejó de presionar y apretar la clasificación; partidos ajustados como el del campo del Getafe, actuaciones milagro como la de Messi en Santander o un gol en el último minuto de Gudjohnsen para vencer al Betis en casa fueron más habituales de lo que se quiere recordar.
Copa del Rey: penalty parado por Pinto en Mallorca, en la final se empieza perdiendo y empata Touré, que juega de central, con una jugada que difícilmente volverá a repetir (y el chute toca en un defensa).
Champions: gol de Messi en Donetsk en el último minuto; Iniesta, primer tiro a puerta en Stamford Bridge y gol en el descuento que, además de dar acceso a la final, permite disputar la Súpercopa de Europa y el Mundial de Clubes; sin el Iniestazo, doblete. Y no nos olvidemos de los primeros diez minutos de la final ante el United, cuando quien más quien menos pensó que aquello era Atenas.
Súpercopa de España: Pedro, asistencia y gol en San Mamés para encarrilar el título.
Súpercopa de Europa: gol de Pedro en la prórroga, Messi se echa el equipo a la espalda y Puyol resulta providencial en acciones puntuales.
Mundial de Clubes: gol de Pedro en el último minuto para forzar la prórroga, gol de pecho de Messi para ganar el título. Sin contar que ante el Atlante se empieza perdiendo también.
Resumiendo: aquí nadie gana sin bajar del autocar, y lo que se valora de este Barça, más allá de los títulos, es el juego y la filosofía que lo respalda. Se han ganado seis Copas como se podrían haber ganado dos, la diferencia -cuatro Copas- se mide en centímetros y segundos de tiempo, en que un jugador que apenas chuta desde fuera del área enganche un zapatazo de primeras que uno de los mejores porteros del mundo es incapaz de parar.
De un tiempo a esta parte parece que cada derrota -o incluso empate- de los equipos grandes es poco menos que un fracaso descomunal, una falta de compromiso de los jugadores, un error imperdonable del entrenador -y si no que le pregunten a Pellegrini, ninguneado por no ganar todos los partidos por goleada-.
Desde que los fichajes son mediáticos y los medios deportivos patrios se escoran hacia el espectáculo, todo es blanco o negro, sin matices. El Real Madrid empata en Osasuna y se acaba el mundo -cuando históricamente, el Reyno de Navarra (ex-Sadar), había sido una encerrona para los grandes-; el Barça empata con el Villarreal, equipo que cada año le araña puntos al Barça y al Madrid y ya se oyen los primeros murmullos; lo mismo con el Sevilla, que cuando interesa es un outsider al título de Liga pero cuando juega contra los grandes debería perder ¿? El problema, y debe ser algo cultural, es que aquí se mira el calendario y muchos partidos se dan por ganados a meses vista, llega el día, se empata o se pierde y el periodista de turno inflama la tertulia nocturna o se monta una portada amarillista.
Curiosamente, ni jugadores ni entrenadores actúan así; siempre hay respeto por el rival, todos saben que hay campos difíciles de per se, que habrá bajas, cansancio, polémicas, que los equipos viven de las rachas y la confianza, y que hay días en que simplemente las cosas no salen bien. Ah, y que el rival también suele jugar, tiene su orgullo y quiere ganar. Que a veces da la sensación que algunos querrían una Liga con equipos que se dejaran ganar.
Liga: hasta el 2-6 en el Bernabéu, el Real Madrid no dejó de presionar y apretar la clasificación; partidos ajustados como el del campo del Getafe, actuaciones milagro como la de Messi en Santander o un gol en el último minuto de Gudjohnsen para vencer al Betis en casa fueron más habituales de lo que se quiere recordar.
Copa del Rey: penalty parado por Pinto en Mallorca, en la final se empieza perdiendo y empata Touré, que juega de central, con una jugada que difícilmente volverá a repetir (y el chute toca en un defensa).
Champions: gol de Messi en Donetsk en el último minuto; Iniesta, primer tiro a puerta en Stamford Bridge y gol en el descuento que, además de dar acceso a la final, permite disputar la Súpercopa de Europa y el Mundial de Clubes; sin el Iniestazo, doblete. Y no nos olvidemos de los primeros diez minutos de la final ante el United, cuando quien más quien menos pensó que aquello era Atenas.
Súpercopa de España: Pedro, asistencia y gol en San Mamés para encarrilar el título.
Súpercopa de Europa: gol de Pedro en la prórroga, Messi se echa el equipo a la espalda y Puyol resulta providencial en acciones puntuales.
Mundial de Clubes: gol de Pedro en el último minuto para forzar la prórroga, gol de pecho de Messi para ganar el título. Sin contar que ante el Atlante se empieza perdiendo también.
Resumiendo: aquí nadie gana sin bajar del autocar, y lo que se valora de este Barça, más allá de los títulos, es el juego y la filosofía que lo respalda. Se han ganado seis Copas como se podrían haber ganado dos, la diferencia -cuatro Copas- se mide en centímetros y segundos de tiempo, en que un jugador que apenas chuta desde fuera del área enganche un zapatazo de primeras que uno de los mejores porteros del mundo es incapaz de parar.
De un tiempo a esta parte parece que cada derrota -o incluso empate- de los equipos grandes es poco menos que un fracaso descomunal, una falta de compromiso de los jugadores, un error imperdonable del entrenador -y si no que le pregunten a Pellegrini, ninguneado por no ganar todos los partidos por goleada-.
Desde que los fichajes son mediáticos y los medios deportivos patrios se escoran hacia el espectáculo, todo es blanco o negro, sin matices. El Real Madrid empata en Osasuna y se acaba el mundo -cuando históricamente, el Reyno de Navarra (ex-Sadar), había sido una encerrona para los grandes-; el Barça empata con el Villarreal, equipo que cada año le araña puntos al Barça y al Madrid y ya se oyen los primeros murmullos; lo mismo con el Sevilla, que cuando interesa es un outsider al título de Liga pero cuando juega contra los grandes debería perder ¿? El problema, y debe ser algo cultural, es que aquí se mira el calendario y muchos partidos se dan por ganados a meses vista, llega el día, se empata o se pierde y el periodista de turno inflama la tertulia nocturna o se monta una portada amarillista.
Curiosamente, ni jugadores ni entrenadores actúan así; siempre hay respeto por el rival, todos saben que hay campos difíciles de per se, que habrá bajas, cansancio, polémicas, que los equipos viven de las rachas y la confianza, y que hay días en que simplemente las cosas no salen bien. Ah, y que el rival también suele jugar, tiene su orgullo y quiere ganar. Que a veces da la sensación que algunos querrían una Liga con equipos que se dejaran ganar.
De pruebas
Primero las disculpas:
No escribí durante los últimos 43 días por un efímero ascenso en el trabajo que quedó en nada por cancelación de proyecto, la baja por temas médicos de alguien cercano, cierta apatía, no querer empezar de nuevo hasta echarle las manos al cuello a la plantilla del blog y demás cosas técnicas, algunas reformas en casa para combatir la ola de frío, vacaciones y el stress navideño. Tampoco ayudó que Catalunya estuviera invadida por las seis Copas, aquí vamos de un extremo a otro y en algunos momentos el televisor rezumaba baba de automplacencia barcelonista-catalanista -ya se sabe que cuando el equipo va bien representa al país-.
Total, que durante el día de hoy estaré acicalando el blog a golpe de Ctrl-C y Ctrl-V. A ver cómo queda.
No escribí durante los últimos 43 días por un efímero ascenso en el trabajo que quedó en nada por cancelación de proyecto, la baja por temas médicos de alguien cercano, cierta apatía, no querer empezar de nuevo hasta echarle las manos al cuello a la plantilla del blog y demás cosas técnicas, algunas reformas en casa para combatir la ola de frío, vacaciones y el stress navideño. Tampoco ayudó que Catalunya estuviera invadida por las seis Copas, aquí vamos de un extremo a otro y en algunos momentos el televisor rezumaba baba de automplacencia barcelonista-catalanista -ya se sabe que cuando el equipo va bien representa al país-.
Total, que durante el día de hoy estaré acicalando el blog a golpe de Ctrl-C y Ctrl-V. A ver cómo queda.
El grupo
Más allá de la estética, el juego hipnotizante y las combinaciones eléctricas por las que se recordará a este Barça, hay una lección, una filosofía, un tópico, que está detrás de todas las acciones del equipo: el fútbol es un deporte de equipo.
Vivimos rodeados de resúmenes relámpago donde únicamente se ve al goleador y al goleado y en los que pocas veces se logra adivinar al que da la asistencia -olvidémonos de ver el pase anterior, ayer Xavi para Alves en el segundo. Ahora que los fichajes se justifican por su popularidad mediática, el número de camisetas que pueda llegar a vender, las giras veraniegas que se puedan contratar o los derechos televisivos que puedan firmarse para regiones horarias remotas. En una época donde la fama futbolística, tal y como sucede en la vida real, tiene mucho que que ver con rodajes de anuncios, novias despechadas, peinados estrambóticos, tatuajes en lugares inverosímiles y celebraciones estrafalarias pensadas para la audiencia televisiva.
En todo este magma donde lo último es el fútbol, el equipo de Guardiola es un oasis. Ayer, en una final que llegó mucho antes de lo esperado, el equipo fue el de la temporada pasada. Con Messi e Ibrahimovic en el banquillo, Eto'o y Mourinho delante, y Figo en el palco -anécdota demasiado destacada-, volvió la presión asfixiante, la combinación, los constantes cambios de posición en ataque y ese centrocampismo único que, por mucha Masía que haya detrás, va a ser difícil volver a ver. Hagámonos a la idea que la combinación Xavi-Iniesta es algo único y, probablemente, irrepetible, del mismo modo que Alemania no ha vuelto a tener un Beckenbauer, el Ajax una generación como la de los primeros 70 o Brasil no ha vuelto a reunir un centro del campo como el del 82.
Cierto que el Inter es, en cierto modo, un rival que encaja bien frente al Barça. Sin juego en el centro del campo -el último con criterio que recuerdan los interistas debe ser Pizarro-, sin defensas que saquen el balón jugado excepto Chivu -postergado a sufrir de lateral cuando su cuerpo hace años que es de central-, y con una tendencia al balonazo digna de otras épocas, el Barça recuperó numerosos balones en tres cuartos de campo contrario que permitieron crear ocasiones o enfriar el partido según el momento.
Y ahora que todos destacan a Pedro, partidazo en el que, además del casi habitual gol, por fin desbordó al rival en el uno contra uno y se soltó -el amago en banda que hizo exclamar al Camp Nou, la falta rápida de tacón-, yo quedé, otra vez, prendado de Busquets. Siempre a uno dos toques, siempre manteniendo la posición en un partido en el que era fácil envalontonarse e irse arriba, con un ojo en el pasillo que dejaba Alves, rodeado de Motta, Cambiasso y Stankovic, veteranos de mil batallas, recuperando balones y apoyando a Xavi e Iniesta para oxigenar.
Lo dicho, el equipo, el grupo, por encima de los nombres. Una lección.
Vivimos rodeados de resúmenes relámpago donde únicamente se ve al goleador y al goleado y en los que pocas veces se logra adivinar al que da la asistencia -olvidémonos de ver el pase anterior, ayer Xavi para Alves en el segundo. Ahora que los fichajes se justifican por su popularidad mediática, el número de camisetas que pueda llegar a vender, las giras veraniegas que se puedan contratar o los derechos televisivos que puedan firmarse para regiones horarias remotas. En una época donde la fama futbolística, tal y como sucede en la vida real, tiene mucho que que ver con rodajes de anuncios, novias despechadas, peinados estrambóticos, tatuajes en lugares inverosímiles y celebraciones estrafalarias pensadas para la audiencia televisiva.
En todo este magma donde lo último es el fútbol, el equipo de Guardiola es un oasis. Ayer, en una final que llegó mucho antes de lo esperado, el equipo fue el de la temporada pasada. Con Messi e Ibrahimovic en el banquillo, Eto'o y Mourinho delante, y Figo en el palco -anécdota demasiado destacada-, volvió la presión asfixiante, la combinación, los constantes cambios de posición en ataque y ese centrocampismo único que, por mucha Masía que haya detrás, va a ser difícil volver a ver. Hagámonos a la idea que la combinación Xavi-Iniesta es algo único y, probablemente, irrepetible, del mismo modo que Alemania no ha vuelto a tener un Beckenbauer, el Ajax una generación como la de los primeros 70 o Brasil no ha vuelto a reunir un centro del campo como el del 82.
Cierto que el Inter es, en cierto modo, un rival que encaja bien frente al Barça. Sin juego en el centro del campo -el último con criterio que recuerdan los interistas debe ser Pizarro-, sin defensas que saquen el balón jugado excepto Chivu -postergado a sufrir de lateral cuando su cuerpo hace años que es de central-, y con una tendencia al balonazo digna de otras épocas, el Barça recuperó numerosos balones en tres cuartos de campo contrario que permitieron crear ocasiones o enfriar el partido según el momento.
Y ahora que todos destacan a Pedro, partidazo en el que, además del casi habitual gol, por fin desbordó al rival en el uno contra uno y se soltó -el amago en banda que hizo exclamar al Camp Nou, la falta rápida de tacón-, yo quedé, otra vez, prendado de Busquets. Siempre a uno dos toques, siempre manteniendo la posición en un partido en el que era fácil envalontonarse e irse arriba, con un ojo en el pasillo que dejaba Alves, rodeado de Motta, Cambiasso y Stankovic, veteranos de mil batallas, recuperando balones y apoyando a Xavi e Iniesta para oxigenar.
Lo dicho, el equipo, el grupo, por encima de los nombres. Una lección.
Rachas y confianza
A pesar de que los resultados no son malos, una única derrota, hay algo en este Barça que no acaba de cuadrar respecto al de la pasada temporada. Por mucho que Guardiola diga que juegan mejor que el año pasado, por muchas más opciones de juego que se tengan con Ibrahimovic, por mucho que Pedro insista en marcar en todas las competiciones o Chigrinisky asome la cabeza en San Mamés mostrando sus virtudes en el pase. A nivel de resultados no acaba de encadenar las victorias. La temporada anterior, pasado el bache inicial -derrota en Numancia, empate en casa ante el Racing-, ganó los nueve partidos siguientes (de la jornada 3 a la 11); además, también encadenó diez y siete victorias consecutivas (de la jornada 13 a la 22, y de la 26 a la 37 respectivamente). Dicho así puede parecer que la conclusión es que antes el Barça lo ganaba casi todo y ahora no tanto. Y no, creo que tiene que ver con algo más intangible, la confianza.
Da la sensación que este Barça aún no se ha soltado, que aún no ha arrancado; parecía que la goleada al Zaragoza era el punto de despegue, pero el autogol en Pamplona desactivó esas sensaciones. La temporada anterior fueron los resultados los que dieron la confianza mientras el equipo se asentaba. Es imposible para los jugadores no creer después de nueve victorias consecutivas y un juego estelar. Este año es todo lo contrario, con un estilo definido y con las ideas claras, con buen juego, son los resultados los que no acaban de llegar de forma continuada, y por mucho que se crea en algo, si las cosas no salen pueden empezar las dudas. En San Mamés, el Barça pudo acabar la primera parte con un par de goles a favor, no lo hizo, marcó cuando su juego no fue tan brillante y acabó recibiendo un gol tan directo y efectivo como primitivo. Lo mismo en Pamplona, del 0-2 al 1-1 en un par de minutos; los mismo en los dos partidos ante el Rubin Kazan, palos y ocasiones pero derrota y empate.
No hay que dejar de creer, ni confiar, pero hay algo que este año no encaja. Mi teoría: más allá de que los rivales estudian y conocen al Barça (como si el año anterior no lo hubieran hecho), obviando el tópico factor suerte de que 'el balón no quiere entrar', y el hecho de la plantilla corta y las lesiones (igual de corta, con Iniesta roto cada dos por tres y sin centrales en dos finales se ganó todo), yo me agarro a algo puramente psicológico e indemostrable: este año no hay que reivindicarse, no hay que levantar la voz, únicamente mantener el nivel. Y mantener, la palabra en si, ya implica un punto de freno, de no ir a por todas, de reservarse para poder llegar a todo. No digo que sea consciente, pero sí creo que la intensidad en las acciones es un poco menor; no hablo de no meter la pierna ni similares, hablo de saber que se puede ganar la liga en Abril o Marzo, que el Mundial de Clubes es una oportunidad única, que lo importante en Champions es plantarse en octavos y que la Copa ya se irá viendo.
La temporada anterior se jugaba como si cada partido fuera el último, se marcaba el segundo y se iba a por el tercero, y después a por el cuarto. Y este año no tengo esa sensación. Seguramente este año se ha planificado la temporada para llegar a todo, mientras que la temporada pasada la idea del triplete se fue construyendo en base a los resultados y no al juego. Este año, a falta de resultados espectaculares, la idea de ganarlo todo se fundamenta en el juego, la experiencia y la obligación -¿cómo no ganarlo todo jugando así si el año pasado se consiguió?-.
Todo esto o que la temporada anterior fue tan superlativa que cualquier esfuerzo no resiste la comparación.
Da la sensación que este Barça aún no se ha soltado, que aún no ha arrancado; parecía que la goleada al Zaragoza era el punto de despegue, pero el autogol en Pamplona desactivó esas sensaciones. La temporada anterior fueron los resultados los que dieron la confianza mientras el equipo se asentaba. Es imposible para los jugadores no creer después de nueve victorias consecutivas y un juego estelar. Este año es todo lo contrario, con un estilo definido y con las ideas claras, con buen juego, son los resultados los que no acaban de llegar de forma continuada, y por mucho que se crea en algo, si las cosas no salen pueden empezar las dudas. En San Mamés, el Barça pudo acabar la primera parte con un par de goles a favor, no lo hizo, marcó cuando su juego no fue tan brillante y acabó recibiendo un gol tan directo y efectivo como primitivo. Lo mismo en Pamplona, del 0-2 al 1-1 en un par de minutos; los mismo en los dos partidos ante el Rubin Kazan, palos y ocasiones pero derrota y empate.
No hay que dejar de creer, ni confiar, pero hay algo que este año no encaja. Mi teoría: más allá de que los rivales estudian y conocen al Barça (como si el año anterior no lo hubieran hecho), obviando el tópico factor suerte de que 'el balón no quiere entrar', y el hecho de la plantilla corta y las lesiones (igual de corta, con Iniesta roto cada dos por tres y sin centrales en dos finales se ganó todo), yo me agarro a algo puramente psicológico e indemostrable: este año no hay que reivindicarse, no hay que levantar la voz, únicamente mantener el nivel. Y mantener, la palabra en si, ya implica un punto de freno, de no ir a por todas, de reservarse para poder llegar a todo. No digo que sea consciente, pero sí creo que la intensidad en las acciones es un poco menor; no hablo de no meter la pierna ni similares, hablo de saber que se puede ganar la liga en Abril o Marzo, que el Mundial de Clubes es una oportunidad única, que lo importante en Champions es plantarse en octavos y que la Copa ya se irá viendo.
La temporada anterior se jugaba como si cada partido fuera el último, se marcaba el segundo y se iba a por el tercero, y después a por el cuarto. Y este año no tengo esa sensación. Seguramente este año se ha planificado la temporada para llegar a todo, mientras que la temporada pasada la idea del triplete se fue construyendo en base a los resultados y no al juego. Este año, a falta de resultados espectaculares, la idea de ganarlo todo se fundamenta en el juego, la experiencia y la obligación -¿cómo no ganarlo todo jugando así si el año pasado se consiguió?-.
Todo esto o que la temporada anterior fue tan superlativa que cualquier esfuerzo no resiste la comparación.
Drama
El Francia-Irlanda lo tuvo todo, incluido un gol para la historia que no debería haber subido al marcador. Y ahora que alguien vaya a Irlanda a explicarles el romanticismo del error y por qué eso es mucho mejor que un árbitro viendo la repetición de la jugada.
Resumen del partido, Duff y Keane aún deben estar pensando en las dos ocasiones que tuvieron mano a mano con Lloris y no supieron resolver.
pd: nos hemos quedado sin Arshavin para el Mundial 2010.
Resumen del partido, Duff y Keane aún deben estar pensando en las dos ocasiones que tuvieron mano a mano con Lloris y no supieron resolver.
pd: nos hemos quedado sin Arshavin para el Mundial 2010.
Dos meses
Esa es la sanción de la FIFA a Maradona por mandar a parte de la prensa de su país a chuparla y mamarla.
Hablemos de posibles sanciones. ¿Cuántos meses le deberían caer a Marca por la campaña de acoso y derribo a Pellegrini? ¿Y a los Manolos de Cuatro por la infecta entrevista de la semana pasada a Florentino Pérez? ¿Y a la Sexta por la adulación sin mesura del mismo Florentino? ¿Alguien recuerda cómo se trató a Clemente o Luís Aragonés mientras fueron selecionadores? ¿Alguien escucha el Carrusel o el Larguero?
Sancionar a Maradona es fácil, siempre ha hecho las cosas así, a las bravas, da igual si hay que dejar atrás a cinco ingleses, justificar un gol ilegal poniendo a Dios de por medio, ganar dos scudettos, una UEFA y un Mundial rodeado de jugadores mediocres, drogarse, renacer, volver a las andadas, engordar, enfermar, tatuarse, apoyar dictadores, rehabilitarse... Todavía sonrío cuando la prensa se echó las manos a la cabeza después de las palabras de Maradona, ¿qué esperaban? El papel de víctima por parte de los periodistas es, cuanto menos, patético, cuando algunos de ellos dan cera indiscriminadamente, un día encumbran y al siguiente denostan sin ningún tipo de argumento sólido, se dedican en muchos casos a difamar con detalles de la vida privada de los jugadores y entrenadores, reclaman sus despidos y destituciones y luego patalean cuando no les conceden una entrevista o no quieren hablar con ellos. Eso sí, todo esto únicamente sucede cuando se pierden partidos, cuando se ganan el escenario se convierte en alabanza desproporcionada y ridícula.
Pero hablemos también de fútbol, deporte callejero y de orígenes humildes, al que muchos deben una vida que de lo contrario hubiera acabado de mala manera, en el que la trampa y la picardía se aplauden si favorece los intereses propios, un deporte que se niega a solucionar males endémicos porque se perdería el romanticismo -algunos consideran un gol fantasma no concedido algo que debe mantenerse-. ¿Nos hemos parado a pensar quién habita este ecosistema? ¿Cuántos presidentes han tenido que comparecer ante la justicia? ¿Cuántos jugadores han acabado arruinados después de haber cobrado fortunas? ¿Cuántos periodistas han acabado al lado de los que criticaban? ¿En serio alguien espera grandes declaraciones de principios y opiniones razonadas?
Y hablemos también de la gente, seguidores, aficionados y socios de los clubes. Los mismos que aplauden a su equipo, jugadores y entrenador, según el marcador y no el juego, que un día van al aeropuerto a recibir a sus héroes y al siguiente les apedrean el autocar, que celebra el cuento de los suyos para perder tiempo pero se enerva cuando es el rival el que lo hace, los que justifican entradas duras porque ya se sabe, esto es un juego de hombres, que desean la muerte del rival con alegres cánticos, que compran periódicos, escuchan emisoras y ven canales únicamente para que leer, oír y ver lo que quieren leer, oír y ver. Somos nosotros, seguramente, los principales culpables, porque sin nosotros, meros consumidores, el negocio sería mucho menor.
Pero aún así, sería deseable que la prensa deportiva fuera más respetuosa, que existiera la tertulia sosegada en lugar del fanatismo y el exabrupto continuado, que hubiera cierta imparcialidad de los que hablan respecto a los intereses económicos de sus grupos mediáticos, entonces, y sólo entonces, a lo mejor podrían indignarse cuando alguien, después de una situación de máxima tensión, los manda a chuparla.
Hablemos de posibles sanciones. ¿Cuántos meses le deberían caer a Marca por la campaña de acoso y derribo a Pellegrini? ¿Y a los Manolos de Cuatro por la infecta entrevista de la semana pasada a Florentino Pérez? ¿Y a la Sexta por la adulación sin mesura del mismo Florentino? ¿Alguien recuerda cómo se trató a Clemente o Luís Aragonés mientras fueron selecionadores? ¿Alguien escucha el Carrusel o el Larguero?
Sancionar a Maradona es fácil, siempre ha hecho las cosas así, a las bravas, da igual si hay que dejar atrás a cinco ingleses, justificar un gol ilegal poniendo a Dios de por medio, ganar dos scudettos, una UEFA y un Mundial rodeado de jugadores mediocres, drogarse, renacer, volver a las andadas, engordar, enfermar, tatuarse, apoyar dictadores, rehabilitarse... Todavía sonrío cuando la prensa se echó las manos a la cabeza después de las palabras de Maradona, ¿qué esperaban? El papel de víctima por parte de los periodistas es, cuanto menos, patético, cuando algunos de ellos dan cera indiscriminadamente, un día encumbran y al siguiente denostan sin ningún tipo de argumento sólido, se dedican en muchos casos a difamar con detalles de la vida privada de los jugadores y entrenadores, reclaman sus despidos y destituciones y luego patalean cuando no les conceden una entrevista o no quieren hablar con ellos. Eso sí, todo esto únicamente sucede cuando se pierden partidos, cuando se ganan el escenario se convierte en alabanza desproporcionada y ridícula.
Pero hablemos también de fútbol, deporte callejero y de orígenes humildes, al que muchos deben una vida que de lo contrario hubiera acabado de mala manera, en el que la trampa y la picardía se aplauden si favorece los intereses propios, un deporte que se niega a solucionar males endémicos porque se perdería el romanticismo -algunos consideran un gol fantasma no concedido algo que debe mantenerse-. ¿Nos hemos parado a pensar quién habita este ecosistema? ¿Cuántos presidentes han tenido que comparecer ante la justicia? ¿Cuántos jugadores han acabado arruinados después de haber cobrado fortunas? ¿Cuántos periodistas han acabado al lado de los que criticaban? ¿En serio alguien espera grandes declaraciones de principios y opiniones razonadas?
Y hablemos también de la gente, seguidores, aficionados y socios de los clubes. Los mismos que aplauden a su equipo, jugadores y entrenador, según el marcador y no el juego, que un día van al aeropuerto a recibir a sus héroes y al siguiente les apedrean el autocar, que celebra el cuento de los suyos para perder tiempo pero se enerva cuando es el rival el que lo hace, los que justifican entradas duras porque ya se sabe, esto es un juego de hombres, que desean la muerte del rival con alegres cánticos, que compran periódicos, escuchan emisoras y ven canales únicamente para que leer, oír y ver lo que quieren leer, oír y ver. Somos nosotros, seguramente, los principales culpables, porque sin nosotros, meros consumidores, el negocio sería mucho menor.
Pero aún así, sería deseable que la prensa deportiva fuera más respetuosa, que existiera la tertulia sosegada en lugar del fanatismo y el exabrupto continuado, que hubiera cierta imparcialidad de los que hablan respecto a los intereses económicos de sus grupos mediáticos, entonces, y sólo entonces, a lo mejor podrían indignarse cuando alguien, después de una situación de máxima tensión, los manda a chuparla.
Ganar un Mundial
Después del partido del Sábado España sigue siendo favorita para el Mundial 2010 y Argentina sigue donde estaba cuando se clasificó, en tierra de nadie. 'La roja' sigue a lo suyo, fiel a su reciente estilo, y viendo que Argentina se tomó el partido como si fuera de competición, sirvió un poco para medir a la selección ante un rival 'mundialista' -selección bi-campeona, siempre entre los favoritos y con jugadores experimentados y de primer nivel-; un partido que, en cierto modo, compensó el no enfrentarse a Brasil en la final de la Copa Confederaciones.
Superado el envite es imposible no hacer cábalas de si se puede o no se puede ganar el Mundial. Está claro que por juego se puede (y casi se debe) ganar el torneo. Nadie juega así a nivel de selecciones. El problema viene cuando se piensa qué supone ganar un Mundial y quién los ha ganado en los últimos años.
Un Mundial son siete partidos. En el peor de los casos se puede ganar con una única victoria y empatando el resto, un gol a favor y ninguno en contra. También se puede deslumbrar con el juego y acabar perdiendo. Se puede hacer una primera fase primorosa y caer por accidente en octavos, dejando regusto a fracaso. Un Mundial es una racha, buena o mala, pero no da para más. Dicho esto un repaso rápido de las últimas finales.
1990: Alemania-Argentina, 1-0, partido soporífero, con poco fútbol y penalty polémico. Alemania fue de más a mucho menos y llegó más que justa a la final, penalties ante Inglaterra en las semis. Argentina empezó más que mal, derrota ante Camerún, y siguió mal todo el campeonato, pero por el camino derrotó a Brasil y a la anfitriona Italia, superó cuartos y semis por penalties.
1994: Brasil-Italia, 0-0, si la final del 90 fue mala, la del 94 tuvo el honor de ser la primera que se decidía por penalties. Brasil hizo el torneo a velocidad de crucero, sin deslumbrar, y dejando que Romario y Bebeto fueran sentenciando partidos. Italia pasó a octavos en un grupo en el que todos los equipos acabaron con 4 puntos, apuró una prórroga ante Nigeria y ganó a España en el último minuto.
1998: Francia-Brasil, 3-0, la final del ataque de Ronaldo. Francia jugó a poco, Zidane se expulsó ante Arabia Saudí, ganaron con gol de oro a Paraguay en octavos, penalties ante Italia en cuartos y Thuram tuvo que marcar dos goles ante Croacia en semis para llegar a la final. Brasil otra vez a hizo un Mundial a ritmo y con Ronaldo de estrella rutilante, en semis eliminó a Holanda en los penalties.
2002: Brasil-Alemania, 2-0, seguramente la final más entretenida, en la que Alemania jugó bastante mejor que Brasil (o eso me recuerda mi memoria, con un Schneider que por momentos parecía Haessler redivivo). Alemania llegó a la final ganando octavos, cuartos y semis por 1-0, Brasil tuvo que remontar a Inglaterra en cuartos y ganó por la mínima en semis a Turquía. De nuevo Brasil agarrada a su goleador, Ronaldo, y a Rivaldo, bastante olvidado por todos.
2006: Italia-Francia, 1-1, otra final por penalties, otra vez Italia de menos a más, prórroga sublime ante Alemania en semis, pero amarrando como casi siempre, penalty en el último minuto ante Australia en octavos y mucha polémica en pleno Moggigate. Francia igual, sufriendo para clasificarse, ganando por la mínima a España y Brasil, y marcando en semis y final de penalty.
Visto el panorama es preferible llegar jugando bien, con la ideas claras y con muchas victorias a la espalda, además de ser el reciente campeón de la Eurocopa, pero eso no garantiza absolutamente nada, es más, casi parece contraproducente. Lo digo porque después de ganar a Argentina algunos parecen estar levantando la Copa, como si USA no hubiera eliminado a España de la Copa Confederaciones hace cuatro meses.
Superado el envite es imposible no hacer cábalas de si se puede o no se puede ganar el Mundial. Está claro que por juego se puede (y casi se debe) ganar el torneo. Nadie juega así a nivel de selecciones. El problema viene cuando se piensa qué supone ganar un Mundial y quién los ha ganado en los últimos años.
Un Mundial son siete partidos. En el peor de los casos se puede ganar con una única victoria y empatando el resto, un gol a favor y ninguno en contra. También se puede deslumbrar con el juego y acabar perdiendo. Se puede hacer una primera fase primorosa y caer por accidente en octavos, dejando regusto a fracaso. Un Mundial es una racha, buena o mala, pero no da para más. Dicho esto un repaso rápido de las últimas finales.
1990: Alemania-Argentina, 1-0, partido soporífero, con poco fútbol y penalty polémico. Alemania fue de más a mucho menos y llegó más que justa a la final, penalties ante Inglaterra en las semis. Argentina empezó más que mal, derrota ante Camerún, y siguió mal todo el campeonato, pero por el camino derrotó a Brasil y a la anfitriona Italia, superó cuartos y semis por penalties.
1994: Brasil-Italia, 0-0, si la final del 90 fue mala, la del 94 tuvo el honor de ser la primera que se decidía por penalties. Brasil hizo el torneo a velocidad de crucero, sin deslumbrar, y dejando que Romario y Bebeto fueran sentenciando partidos. Italia pasó a octavos en un grupo en el que todos los equipos acabaron con 4 puntos, apuró una prórroga ante Nigeria y ganó a España en el último minuto.
1998: Francia-Brasil, 3-0, la final del ataque de Ronaldo. Francia jugó a poco, Zidane se expulsó ante Arabia Saudí, ganaron con gol de oro a Paraguay en octavos, penalties ante Italia en cuartos y Thuram tuvo que marcar dos goles ante Croacia en semis para llegar a la final. Brasil otra vez a hizo un Mundial a ritmo y con Ronaldo de estrella rutilante, en semis eliminó a Holanda en los penalties.
2002: Brasil-Alemania, 2-0, seguramente la final más entretenida, en la que Alemania jugó bastante mejor que Brasil (o eso me recuerda mi memoria, con un Schneider que por momentos parecía Haessler redivivo). Alemania llegó a la final ganando octavos, cuartos y semis por 1-0, Brasil tuvo que remontar a Inglaterra en cuartos y ganó por la mínima en semis a Turquía. De nuevo Brasil agarrada a su goleador, Ronaldo, y a Rivaldo, bastante olvidado por todos.
2006: Italia-Francia, 1-1, otra final por penalties, otra vez Italia de menos a más, prórroga sublime ante Alemania en semis, pero amarrando como casi siempre, penalty en el último minuto ante Australia en octavos y mucha polémica en pleno Moggigate. Francia igual, sufriendo para clasificarse, ganando por la mínima a España y Brasil, y marcando en semis y final de penalty.
Visto el panorama es preferible llegar jugando bien, con la ideas claras y con muchas victorias a la espalda, además de ser el reciente campeón de la Eurocopa, pero eso no garantiza absolutamente nada, es más, casi parece contraproducente. Lo digo porque después de ganar a Argentina algunos parecen estar levantando la Copa, como si USA no hubiera eliminado a España de la Copa Confederaciones hace cuatro meses.
Un partido de quince días
Dentro de unos años me gustaría saber qué partido explicarán los jugadores del Alcorcón a sus hijos o nietos. El primero, la goleada que todos recordarán, o el haber salido del Bernabéu clasificados y habiendo perdido por un único gol marcado en el minuto 82.
Accidentes y sorpresas en el fútbol, y en la vida, los hay continuamente. Equipos pequeños que pueden con los grandes, días nefastos en que un jugador fiable se descompone presa de los nervios, eliminaciones inesperadas del que parecía que lo tenía hecho, actuaciones decepcionantes del que se espera todo. En ese guión entra el 4-0 de la ida, memorable e inesperado, pero no imposible. Soy de los que creía que, superado el golpe, en la vuelta el Real Madrid tendría suficiente con una parte, que el miedo escénico, la prensa y un campo prácticamente lleno servirían para volver a la lógica, la que suele imponer el talento y el dinero sobre un campo de fútbol. Resultó que no, ni siquiera hizo falta un partido épico, de los de achicar balones y encerrarse atrás. El Alcorcón hizo lo que muchos equipos de primer nivel no han conseguido, salir a defender un resultado a favor jugando al fútbol, sin encerrarse atrás y sin pasar gran parte de los apuros que muchos pensábamos que iban a sufrir. Y ahí es donde veo el verdadero mérito, porque en el segundo partido ya no había factor sorpresa. Hubo tiempo para que el Real Madrid estudiara el partido anterior y el rival, el mismo tiempo que tuvieron los jugadores del Alcorcón para dudar de si mismos, para creer que el 4-0 había sido un día feliz, para emborracharse de éxito, portadas y entrevistas, para pensar que sería una lástima que después de ese día de gloria al final no pasaran ronda pero que lo importante ya estaba hecho. Tuvieron quince días para dudar de todo y no lo hicieron. Por eso creo que, de explicar uno de los dos partidos, yo contaría el segundo, porque duró quince días y el Alcorcón aguantó.
Accidentes y sorpresas en el fútbol, y en la vida, los hay continuamente. Equipos pequeños que pueden con los grandes, días nefastos en que un jugador fiable se descompone presa de los nervios, eliminaciones inesperadas del que parecía que lo tenía hecho, actuaciones decepcionantes del que se espera todo. En ese guión entra el 4-0 de la ida, memorable e inesperado, pero no imposible. Soy de los que creía que, superado el golpe, en la vuelta el Real Madrid tendría suficiente con una parte, que el miedo escénico, la prensa y un campo prácticamente lleno servirían para volver a la lógica, la que suele imponer el talento y el dinero sobre un campo de fútbol. Resultó que no, ni siquiera hizo falta un partido épico, de los de achicar balones y encerrarse atrás. El Alcorcón hizo lo que muchos equipos de primer nivel no han conseguido, salir a defender un resultado a favor jugando al fútbol, sin encerrarse atrás y sin pasar gran parte de los apuros que muchos pensábamos que iban a sufrir. Y ahí es donde veo el verdadero mérito, porque en el segundo partido ya no había factor sorpresa. Hubo tiempo para que el Real Madrid estudiara el partido anterior y el rival, el mismo tiempo que tuvieron los jugadores del Alcorcón para dudar de si mismos, para creer que el 4-0 había sido un día feliz, para emborracharse de éxito, portadas y entrevistas, para pensar que sería una lástima que después de ese día de gloria al final no pasaran ronda pero que lo importante ya estaba hecho. Tuvieron quince días para dudar de todo y no lo hicieron. Por eso creo que, de explicar uno de los dos partidos, yo contaría el segundo, porque duró quince días y el Alcorcón aguantó.
Todo bien
Las últimas pausas en el blog tienen varios motivos: mucho trabajo, poco tiempo libre, vacaciones, pocas ocasiones de ver fútbol en directo (cosas del panorama audiovisual autóctono), y cierto replanteamiento de cómo debería funcionar este blog, además de la pendiente renovación estética del mismo.
No me gustaría dejarlo aunque últimamente me cuesta ponerme a ello. Este blog empezó en Enero de 2006, con la eclosión de Messi, un Barça que deslumbraba, un Ronaldinho estelar y una selección de Brasil a la que quien más quien menos daba vencedora del Mundial de Alemania a ritmo de samba (recordar que juntaban en el once titular a Ronaldo, Ronaldinho, Adriano y Kaká, todos en buena forma). El jogo bonito estaba en boca de todos y parecía que con bajar del autocar y poner la calidad ya estaba todo hecho; no era así, nunca ha sido así, pero lo pareció. Italia ganó un Mundial cuando en su país bajaban a la Juve a segunda y Zidane decidió despedirse con un penalty a lo Panenka y un cabezazo a Materazzi, una suerte de Dr Jekyll y Mr Hyde más que lograda.
El Barça se hundió en dos años y Ronaldinho se dio de baja como mejor jugador del mundo. Poco a poco el Manchester United cogió el relevo, pero le añadió la casta que se le supone a todo equipo inglés; Cristiano Ronaldo explotó, dejó de ser un jugador individualista para convertirse en un jugador total, sumó a su talento innato el caracter de los Rooney, Scholes y compañía. Se impuso un juego técnico, rápido y agresivo, tanto en ataque como en defensa, fútbol que parecía de otra época, casi en blanco y negro, con alineaciones en las que podían coincidir Ronaldo, Rooney, Tévez, Giggs y Nani. Después de dos Premier y una Champions ganadas por los red devils apareció España 08; si todos daban por segura la victoria de Brasil en 2006 nadie, absolutamente nadie, apostaba por España en la Eurocopa después de dos años de darle cera a Luís Aragonés (y eso lo hicimos todos sin excepción).
Y ahí apareció España y destrozó varias cosas que hasta el momento parecían axiomas inamovibles: se puede ganar con un equipo de jugadores pequeños, se pueden recuperar balones sin necesidad de dobles y triples pivotes o mediocentros incapaces de desplazar el balón, se puede ganar sin un líder nato, se puede ganar con jugadores jóvenes, se puede ganar un gran torneo de selecciones jugando bien, apostando por la técnica pero sin olvidar el sacrificio colectivo. El grupo se impuso sobre las individualidades, el vestuario permaneció unido, los jugadores españoles se lo creyeron y España ganó como ninguna selección había ganado una Eurocopa, con una superioridad sorprendente.
Mientras, Cesc Fàbregas y Fernando Torres crecieron en las islas; el primero ya es el capitán del Arsenal y su evolución en los últimos tres años ha sido fulgurante, de jugador eminentemente técnico a un todoterreno que ataca, defiende, recupera, manda y, a rachas, golea. El caso del madrileño aún ha sido más meteórico, de eterno discutido y admirado a partes iguales en el Atlético a ídolo de Anfield en sólo un año; los que decían que no era goleador tuvieron que callar, los que le criticaban cierta indolencia vieron como buscaba un balón imposible y superaba a Lahm y Lehman en el gol definitivo de la final de la Eurocopa. Ambos mejoran día a día, ambos van paso a paso, y ambos están haciendo algo que parecía reservado a las estrellas que aterrizaban en España: tirar del carro de sus equipos.
Y de esa España 2008 pasamos al Barça de Guardiola, que en apenas un par de meses ensambló un máquina casi perfecta, mezcla de fútbol total de la escuela holandesa, presión estilo Sacchi y momentos puntuales de Cruyffismo (la suerte inesperada, el subir jugadores del segundo equipo, Touré de central en dos finales), además del talento innato de algunos de sus jugadores, muchos de ellos producto de la cantera. La historia acabó como casi nunca acaban las historias de los que juegan bien, ganándolo todo y dejando para el recuerdo partidos y momentos memorables. Eso y un Messi que durante muchos meses fue un jugador imparable, que dejaba atrás a los defensas como si de un videojuego se tratara y con un facilidad para el gol pocas veces vista en alguien que no es un nueve.
Por el camino también hay que destacar a Tévez, Villa, Alves, Ibrahimovic, Henry, Agüero, Huntelaar, Deco, Eto'o, Ribéry, Sneijder, Robben, Xavi, Iniesta, Silva, los petrodólares sin Champions del Chelsea de Abrahamovic, los petrodólares del City sin resultado, Drogba, Robinho, Van Nistelrooy, Sneijder, Benzema, Juninho, Gerrard y muchos más que me dejo.
Y el fútbol sigue, el Arsenal continua siendo de visión obligada en sus dos versiones, Premier y Carling, los Ramsey, Wilshere, Vela y Mérida por un lado, los Cesc, Nasri, Van Persie, Arshavin, Rosicky, Denilson y Walcott por el otro, y en medio Wenger y su filosofía pétrea. El Barça sigue fiel a su estilo y pata acentuar el contraste volvió Florentino y calcó su propio modelo. Visto así el fútbol en estos últimos cuatro años ha sido apasionante, y todo culminará, como cada cuatro años, con el Mundial.
Lo dicho, seguiré por aquí, a ver con qué frecuencia y de qué forma.
No me gustaría dejarlo aunque últimamente me cuesta ponerme a ello. Este blog empezó en Enero de 2006, con la eclosión de Messi, un Barça que deslumbraba, un Ronaldinho estelar y una selección de Brasil a la que quien más quien menos daba vencedora del Mundial de Alemania a ritmo de samba (recordar que juntaban en el once titular a Ronaldo, Ronaldinho, Adriano y Kaká, todos en buena forma). El jogo bonito estaba en boca de todos y parecía que con bajar del autocar y poner la calidad ya estaba todo hecho; no era así, nunca ha sido así, pero lo pareció. Italia ganó un Mundial cuando en su país bajaban a la Juve a segunda y Zidane decidió despedirse con un penalty a lo Panenka y un cabezazo a Materazzi, una suerte de Dr Jekyll y Mr Hyde más que lograda.
El Barça se hundió en dos años y Ronaldinho se dio de baja como mejor jugador del mundo. Poco a poco el Manchester United cogió el relevo, pero le añadió la casta que se le supone a todo equipo inglés; Cristiano Ronaldo explotó, dejó de ser un jugador individualista para convertirse en un jugador total, sumó a su talento innato el caracter de los Rooney, Scholes y compañía. Se impuso un juego técnico, rápido y agresivo, tanto en ataque como en defensa, fútbol que parecía de otra época, casi en blanco y negro, con alineaciones en las que podían coincidir Ronaldo, Rooney, Tévez, Giggs y Nani. Después de dos Premier y una Champions ganadas por los red devils apareció España 08; si todos daban por segura la victoria de Brasil en 2006 nadie, absolutamente nadie, apostaba por España en la Eurocopa después de dos años de darle cera a Luís Aragonés (y eso lo hicimos todos sin excepción).
Y ahí apareció España y destrozó varias cosas que hasta el momento parecían axiomas inamovibles: se puede ganar con un equipo de jugadores pequeños, se pueden recuperar balones sin necesidad de dobles y triples pivotes o mediocentros incapaces de desplazar el balón, se puede ganar sin un líder nato, se puede ganar con jugadores jóvenes, se puede ganar un gran torneo de selecciones jugando bien, apostando por la técnica pero sin olvidar el sacrificio colectivo. El grupo se impuso sobre las individualidades, el vestuario permaneció unido, los jugadores españoles se lo creyeron y España ganó como ninguna selección había ganado una Eurocopa, con una superioridad sorprendente.
Mientras, Cesc Fàbregas y Fernando Torres crecieron en las islas; el primero ya es el capitán del Arsenal y su evolución en los últimos tres años ha sido fulgurante, de jugador eminentemente técnico a un todoterreno que ataca, defiende, recupera, manda y, a rachas, golea. El caso del madrileño aún ha sido más meteórico, de eterno discutido y admirado a partes iguales en el Atlético a ídolo de Anfield en sólo un año; los que decían que no era goleador tuvieron que callar, los que le criticaban cierta indolencia vieron como buscaba un balón imposible y superaba a Lahm y Lehman en el gol definitivo de la final de la Eurocopa. Ambos mejoran día a día, ambos van paso a paso, y ambos están haciendo algo que parecía reservado a las estrellas que aterrizaban en España: tirar del carro de sus equipos.
Y de esa España 2008 pasamos al Barça de Guardiola, que en apenas un par de meses ensambló un máquina casi perfecta, mezcla de fútbol total de la escuela holandesa, presión estilo Sacchi y momentos puntuales de Cruyffismo (la suerte inesperada, el subir jugadores del segundo equipo, Touré de central en dos finales), además del talento innato de algunos de sus jugadores, muchos de ellos producto de la cantera. La historia acabó como casi nunca acaban las historias de los que juegan bien, ganándolo todo y dejando para el recuerdo partidos y momentos memorables. Eso y un Messi que durante muchos meses fue un jugador imparable, que dejaba atrás a los defensas como si de un videojuego se tratara y con un facilidad para el gol pocas veces vista en alguien que no es un nueve.
Por el camino también hay que destacar a Tévez, Villa, Alves, Ibrahimovic, Henry, Agüero, Huntelaar, Deco, Eto'o, Ribéry, Sneijder, Robben, Xavi, Iniesta, Silva, los petrodólares sin Champions del Chelsea de Abrahamovic, los petrodólares del City sin resultado, Drogba, Robinho, Van Nistelrooy, Sneijder, Benzema, Juninho, Gerrard y muchos más que me dejo.
Y el fútbol sigue, el Arsenal continua siendo de visión obligada en sus dos versiones, Premier y Carling, los Ramsey, Wilshere, Vela y Mérida por un lado, los Cesc, Nasri, Van Persie, Arshavin, Rosicky, Denilson y Walcott por el otro, y en medio Wenger y su filosofía pétrea. El Barça sigue fiel a su estilo y pata acentuar el contraste volvió Florentino y calcó su propio modelo. Visto así el fútbol en estos últimos cuatro años ha sido apasionante, y todo culminará, como cada cuatro años, con el Mundial.
Lo dicho, seguiré por aquí, a ver con qué frecuencia y de qué forma.
Baresi despelleja a Ramos
El resto de la entrevista, altamente recomendable, aquí.
P. ¿Qué otro problema detecta?
R. La plantilla no está muy bien construida. Le faltan algunas cosas para ser un superequipo... Atrás, los dos centrales no son malos. Pero los laterales... Yo veo todos los partidos del Madrid y Ramos es un desastre. Quizás sea un poco presuntuoso. No se da cuenta de lo que sucede en el campo. Ni defiende ni ataca. Tal vez esté pagando los desequilibrios del equipo en esa banda, en donde no hay ni extremo ni interior. En cualquier caso, como central me gustaba más. En la banda no defiende nunca. Es un punto débil. Ronaldinho lo aprovechó en el partido de ida. Marcelo también tiene dificultad para defender, por su mentalidad, pero al menos ataca con naturalidad.
P. ¿Qué otro problema detecta?
R. La plantilla no está muy bien construida. Le faltan algunas cosas para ser un superequipo... Atrás, los dos centrales no son malos. Pero los laterales... Yo veo todos los partidos del Madrid y Ramos es un desastre. Quizás sea un poco presuntuoso. No se da cuenta de lo que sucede en el campo. Ni defiende ni ataca. Tal vez esté pagando los desequilibrios del equipo en esa banda, en donde no hay ni extremo ni interior. En cualquier caso, como central me gustaba más. En la banda no defiende nunca. Es un punto débil. Ronaldinho lo aprovechó en el partido de ida. Marcelo también tiene dificultad para defender, por su mentalidad, pero al menos ataca con naturalidad.
Deco, Drogba, Berbatov y TV Golo
Dos apariciones del portugués en una semana, el recorte en seco es de museo, lo hace sin esfuerzo, y después pum, con suavidad.
Encaje de bolillos del Chelsea, pecho, taconazo y gol de Drogba (y yo que pensaba que el año pasado estaban de final de ciclo...)
Berbatov, clase a borbotones, control y media vuelta, gol abrelatas.
El Top de TV Golo; algunos ya salieron por aquí; cada vez que veo el de Sugimoto (el segundo) pienso en Campeones.
Encaje de bolillos del Chelsea, pecho, taconazo y gol de Drogba (y yo que pensaba que el año pasado estaban de final de ciclo...)
Berbatov, clase a borbotones, control y media vuelta, gol abrelatas.
El Top de TV Golo; algunos ya salieron por aquí; cada vez que veo el de Sugimoto (el segundo) pienso en Campeones.
McGeady
Reconozco que no lo sigo mucho, pero las pocas veces que lo he visto me ha gustado; extremo 'oleskul', pequeño, eléctrico, intermitente, irregular, figura de su equipo y, para redondear, y si mal no recuerdo, polémico (el año pasado creo que la lió parda). Todo esto a cuento del gol que ha marcado hoy, que lo define a la perfección: recorte y remate.
Cesc
No es que a Cesc le haga falta un gol así para aparecer en los informativos de medio mundo, pero nunca está de más tener un gol en el curriculum en el que arrancas de medio campo, dejas atrás a tres rivales, pasando entre los dos primeros y clavando al tercero, y al final bates al portero con facilidad.
Cosas
Recién vuelto de viaje.
Trallazo de Fran Mérida y Wenger que sigue usando la Carling para foguear a los young guns de cada año (y de paso ventilarse al Liverpool).
Emiliano Insúa de voleón después de jugada made in England, pase largo, se baja con la cabeza y el que viene de cara la revienta; sutilezas a Benítez...
No es el gol de la jornada ni mucho menos, pero a Deco, a pesar de los dos años de trote cochinero que se pegó por estos lares, lo tengo por uno de los mejores centrocampistas europeos de los últimos años; ayer marcó.
El tema Madrid; supongo que a estas alturas ya se debe haber dicho todo. Yo creo que en el Bernabeu lo remontan y lo visten de heroicidad, espíritus varios y miedos escénicos diversos. La que le espera al Alcorcón hasta el partido de vuelta no se la deseo a nadie, porque la prensa ahora se ensaña con el Madrid (pero es cuestión de tiempo y algún resultado decente) para que empiece a tirar del carro con slogans y proclamas. De momento, me quedo con este artículo de Enric González sobre el partido que concluye así: "El Alcorcón-Real Madrid fue el mejor programa educativo de la temporada. Por desgracia, se emitió fuera del horario infantil."
Sobre el Barça; sin sobresaltos, Pedro sigue sin irse de nadie pero marcando en todas las competiciones, así que no hay nada que decir, supongo. Bojan sigue en lo suyo, que es un 'casi' constante, casi controla, casi marca, casi se va del defensa... pero el equipo no va mal y va superando obstáculos agarrado al ideario oficial, que vistos los tiempos que corren ya es mucho. Tanto es así que no se ha vuelto a hablar de espionajes y elecciones, cosa casi milagrosa.
[Siguen pendientes los cambios de look y funcionamiento, estamos en ello]
Trallazo de Fran Mérida y Wenger que sigue usando la Carling para foguear a los young guns de cada año (y de paso ventilarse al Liverpool).
Emiliano Insúa de voleón después de jugada made in England, pase largo, se baja con la cabeza y el que viene de cara la revienta; sutilezas a Benítez...
No es el gol de la jornada ni mucho menos, pero a Deco, a pesar de los dos años de trote cochinero que se pegó por estos lares, lo tengo por uno de los mejores centrocampistas europeos de los últimos años; ayer marcó.
El tema Madrid; supongo que a estas alturas ya se debe haber dicho todo. Yo creo que en el Bernabeu lo remontan y lo visten de heroicidad, espíritus varios y miedos escénicos diversos. La que le espera al Alcorcón hasta el partido de vuelta no se la deseo a nadie, porque la prensa ahora se ensaña con el Madrid (pero es cuestión de tiempo y algún resultado decente) para que empiece a tirar del carro con slogans y proclamas. De momento, me quedo con este artículo de Enric González sobre el partido que concluye así: "El Alcorcón-Real Madrid fue el mejor programa educativo de la temporada. Por desgracia, se emitió fuera del horario infantil."
Sobre el Barça; sin sobresaltos, Pedro sigue sin irse de nadie pero marcando en todas las competiciones, así que no hay nada que decir, supongo. Bojan sigue en lo suyo, que es un 'casi' constante, casi controla, casi marca, casi se va del defensa... pero el equipo no va mal y va superando obstáculos agarrado al ideario oficial, que vistos los tiempos que corren ya es mucho. Tanto es así que no se ha vuelto a hablar de espionajes y elecciones, cosa casi milagrosa.
[Siguen pendientes los cambios de look y funcionamiento, estamos en ello]
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Enric González,
Fran Mérida
Taconazo y rabona
Palladino presume de sangre fría, donde otros se darían la vuelta y rematarían él opta por el taconazo inmediato.
Directo desde los comments (¡gracias!), centro de rabona de Ahmadi y remate de cabeza de Babovic.
Directo desde los comments (¡gracias!), centro de rabona de Ahmadi y remate de cabeza de Babovic.
Ibra y Pablo
Balón de última generación + 47 de pie + 1,95 de altura = manos dobladas del portero.
Lo intentó el Sábado pasado ante el Barça y fue de poco; contra el Almería lo consigue, gol por arriba desde casi medio campo.
Lo intentó el Sábado pasado ante el Barça y fue de poco; contra el Almería lo consigue, gol por arriba desde casi medio campo.
Pirlo, Pato, Ciani
[Tomo nota de los comentarios sobre el rendimiento de la página, e incluso del diseño -ese Cesc con dos años menos...-, pero al menos hasta mediados de la semana que viene será imposible hacer nada, pero lo dicho, tomo nota e investigo lo de los botones como mínimo].
Al final va a resultar que Platini tenía razón, que abriendo la Champions a los más modestos el torneo mejoraría, porque no recuerdo una Champions en los últimos tiempos donde ningún grande no tuviera la clasificación más que enfilada después de la tercera jornada
Pirlo con ese chute sin esfuerzo aparente marca de la casa pesar de que Casillas sí estira los brazos, (¿cosa de colocación entonces?)
Pato remata un pase de Seedorf digno del que lleva jugando Champions desde que se creó el invento, esto es la friolera de unos quince años (a los habría que restar los que jugó en la Sampdoria).
Ciani, taconazo directo de córner.
Al final va a resultar que Platini tenía razón, que abriendo la Champions a los más modestos el torneo mejoraría, porque no recuerdo una Champions en los últimos tiempos donde ningún grande no tuviera la clasificación más que enfilada después de la tercera jornada
Pirlo con ese chute sin esfuerzo aparente marca de la casa pesar de que Casillas sí estira los brazos, (¿cosa de colocación entonces?)
Pato remata un pase de Seedorf digno del que lleva jugando Champions desde que se creó el invento, esto es la friolera de unos quince años (a los habría que restar los que jugó en la Sampdoria).
Ciani, taconazo directo de córner.
La jornada sorpresa
Anda la Champions revuelta; tanto hablar de la final del Bernabeu y de repente al Barça se le complica incluso el pase a octavos; el Inter tampoco va sobrado y lo que ya se sabía difícil, que el grupo tenía dos salidas a Rusia, ahora hay que sumarle que habrá que ganar al menos una de las dos y que el partido del Inter en casa será decisivo, puede que no para ser primero de grupo, sino para clasificarse.
Mientras, el Liverpool sigue despeñándose y dando muestras de debilidad, el rangers demostrando que la liga escocesa no da para más, el Sevilla ya está clasificado y, en esta jornada más que en ninguna otra, se puede decir el tópico eterno de "no hay rival pequeño".
Ryazantsev descosiendo el balón (un oyente aún tuvo la valentía de sugerir que Valdés no estira los brazos; el debate con Víctor en can Barça no acabará nunca).
Ibra haciendo de nueve puro; insisto que creo que nadie esperaba este rendimiento goleador (y menos que todos los goles marcados menos el del Sporting hayan sido el primero del equipo).
El Debrecen-Fiorentina; a destacar el segundo de Mutu, a romper, lo bien que se entienden el rumano y Gilardino, que está en estado de gracia, y el segundo de los húngaros, de Rudolf, una rosca que ni siquiera llega a tocar la red de fondo de la portería.
Elson marca el del honor para el Stuttgart poniéndola en la escuadra a balón parado.
Mientras, el Liverpool sigue despeñándose y dando muestras de debilidad, el rangers demostrando que la liga escocesa no da para más, el Sevilla ya está clasificado y, en esta jornada más que en ninguna otra, se puede decir el tópico eterno de "no hay rival pequeño".
Ryazantsev descosiendo el balón (un oyente aún tuvo la valentía de sugerir que Valdés no estira los brazos; el debate con Víctor en can Barça no acabará nunca).
Ibra haciendo de nueve puro; insisto que creo que nadie esperaba este rendimiento goleador (y menos que todos los goles marcados menos el del Sporting hayan sido el primero del equipo).
El Debrecen-Fiorentina; a destacar el segundo de Mutu, a romper, lo bien que se entienden el rumano y Gilardino, que está en estado de gracia, y el segundo de los húngaros, de Rudolf, una rosca que ni siquiera llega a tocar la red de fondo de la portería.
Elson marca el del honor para el Stuttgart poniéndola en la escuadra a balón parado.
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Valdés, Casillas y Enric
"Debe de ser fatal sufrir la oscuridad de la medianía sin tener carácter de mediano y trabajando además en un lugar tan visible como la portería. Algo así le ocurre a Víctor Valdés. Hay pocos guardametas tan precisos en la salida y tan adecuados para el fútbol moderno. Para su mal, Valdés ha coincidido en el tiempo con Casillas, un tipo de agilidad sobrehumana y facilidad para los milagros. Es posible que Valdés nunca llegue a debutar con la selección española. Y, sin embargo, entre un portero que atrae sus defensas hacia el área, como Casillas, y uno que los empuja hacia delante, como Valdés, habría mucho que discutir."
Lo escribe hoy Enric González en El País, quien de paso se ¿despide? así: "En fin, este cronista lleva unos cuantos años, seis o siete, escribiendo regularmente en las páginas de Deportes. Pese a ello, han seguido siendo, en general, las páginas mejor escritas del periódico. Ha sido un honor firmar junto a los mejores profesionales del género, pero no conviene abusar. El cronista se toma una pausa, más o menos larga. Gracias por la paciencia. Hasta luego."
Lo escribe hoy Enric González en El País, quien de paso se ¿despide? así: "En fin, este cronista lleva unos cuantos años, seis o siete, escribiendo regularmente en las páginas de Deportes. Pese a ello, han seguido siendo, en general, las páginas mejor escritas del periódico. Ha sido un honor firmar junto a los mejores profesionales del género, pero no conviene abusar. El cronista se toma una pausa, más o menos larga. Gracias por la paciencia. Hasta luego."
Pato, Arshavin, Higuaín, Raúl
Pato sigue mostrando maneras de veterano. Frente a la Roma, con el equipo al borde del abismo, control orientado con el pecho, deja al portero atrás con un toque y remata a media altura para evitar al defensa.
Cesc conduce, se la deja a Arshavin, y este la pone fácil donde el portero no llega.
Como dijo ayer Lama, gol del que nunca marca, del que nunca hace nada, o sea, gol de Raúl, y van...
Globito de Higuaín para tranquilizar al respetable; si Argentina consigue un enganche de garantías, la albiceleste va sobrada de delanteros.
Cesc conduce, se la deja a Arshavin, y este la pone fácil donde el portero no llega.
Como dijo ayer Lama, gol del que nunca marca, del que nunca hace nada, o sea, gol de Raúl, y van...
Globito de Higuaín para tranquilizar al respetable; si Argentina consigue un enganche de garantías, la albiceleste va sobrada de delanteros.
...
Ayer por la noche murió Andrés Montes, y aunque esto vaya de fútbol, yo siempre lo recordaré por la NBA. Para uno que, gustara o no, era diferente...
Gignac, el pase de Negredo
Gignac sigue en modo killer, esta vez desde fuera del área.
Como dicen en el comment anterior, el pase con el exterior de Negredo a Mata en el quinto hay que verlo (minuto 1:05).
Como dicen en el comment anterior, el pase con el exterior de Negredo a Mata en el quinto hay que verlo (minuto 1:05).
Un par de goles made in Brasil
Nilton, chilena a saque de córner, sin más.
Kardec, semifinales del Mundial sub-20, un poco de Van Basten frente a la URSS en el recuerdo.
Kardec, semifinales del Mundial sub-20, un poco de Van Basten frente a la URSS en el recuerdo.
Nani, Negredo
A falta de verlos todos y de la jornada suramericana, me quedo con estos dos goles.
Media vuelta de Nani que recuerda, y mucho, a algunos de los goles de Ronaldo en el United.
Hay que ser conscientes que, dentro de unos años, alguien en algún sitio, ante un gol de combinación, a lo mejor dirá: "mira, como aquella selección española campeona de Europa". Negredo remata una jugada que empieza a ser habitual.
Media vuelta de Nani que recuerda, y mucho, a algunos de los goles de Ronaldo en el United.
Hay que ser conscientes que, dentro de unos años, alguien en algún sitio, ante un gol de combinación, a lo mejor dirá: "mira, como aquella selección española campeona de Europa". Negredo remata una jugada que empieza a ser habitual.
Sobre Argentina
Hoy he escuchado el peregrino argumento que se repite siempre que una selección importante está a un paso de no entrar en una gran cita: "Cómo puede ir (colocar aquí selección con poco historial) y no ir (colocar aquí selección histórico-clásica)". Y como el fútbol se ha convertido en lo que se ha convertido, o la prensa se ha idiotizado, entonces ya llegamos al absurdo: "Cómo puede ser que (colocar aquí nombre de gran jugador) no vaya al Mundial". No paro de oír que pueden quedar fuera del Mundial Cristiano, Messi o Ibrahimovic. Y la respuesta es la siguiente, ¿y qué? ¿Qué pasa si no van? ¿Se deja de celebrar el Mundial? ¿Apagamos la tele? ¿Echamos a los que se han clasificado según las normas? O mejor, ¿los clasificamos de entrada y nos dejamos de historias?
Según esto, Croacia 98, Rumanía y Bulgaria 94 o Turquía 2002, por hablar de Mundiales, a lo mejor no habrían tenido su oportunidad. Lo mismo que la República Checa en el 96 o la inolvidable Turquía de la pasada Eurocopa y sus remontadas imposibles, sin mencionar la Rusia de Arshavin. Y entonces pasamos a nombres concretos: salvo Maradona en el 86, no se puede decir que los grandes hayan sido los más decisivos; destellos de Romario y Bebeto en el 94, Zidane en el 98 marca dos cabezazos de córner en la final y poco más -final más recordada por el ataque previo de Ronaldo-, en 2002 fue más decisivo Rivaldo que Ronaldo, y en 2006, en fin, Cannavaro Balón de Oro y Zidane pasando a la historia con otro cabezazo -previo penalty a lo Panenka, todo hay que decirlo-. Mientras, en esos Mundiales aparecieron Hassan Sas, Brolin o Michael Owen con 17 años, por poner algunos ejemplos.
Y llegamos a Argentina, ¿qué pasa si no va al Mundial? Nada. Es más, vistas las actuaciones de la albiceleste desde el 78, se pierde muy poco. Salvo el 86 a lomos de Maradona, el partidazo frente a Holanda en el 98 y las ráfagas del 2006 (los 50 y tantos toques frente a Serbia, el voleón de Maxi), el resto ha sido más expectativa que otra cosa. Siempre con un sucesor de Maradona que fracasa, siempre con la vitola de favorito aunque luego uno por uno la cosa no fuera para tanto, siempre con la sombra de Brasil planeando. Y sí, ganaron en el 78, pero con Videla en el palco, y el pase de Maradona a Caniggia en el 90 es de antología, pero en Italia racanearon como nadie -sin contar los bidones de agua frente a Brasil-. En el 82 y en el 94 se estrellan a lo grande Maradona mediante, y en 2002 caen con todo el equipo.
Messi se pierde el Mundial, mala suerte, también se lo perdieron en el 94 la generación de los Papin, Ginola y Cantoná y en el 98 una nueva generación francesa levantaba la Copa. A lo mejor Argentina necesita un gran fracaso para analizar qué es lo que falla en un país que gana los JJ.OO. y los Mundiales sub-20 y luego se estrella en las grandes citas.
Y es que viendo a los que jugaron frente a Perú, a lo mejor habría que preguntarse si Argentina es, por nombres, una de las grandes hoy en día. Estos son los que jugaron: Sergio Romero; Jonás Gutiérrez, Rolando Schiavi, Gabriel Heinze y Emiliano Insúa; Enzo Pérez (Martín Palermo, 45), Javier Mascherano, Ángel Di María; Pablo Aimar (Federico Insúa 75); Lionel Messi y Gonzalo Higuaín (Martín Demichelis, 66). DT: Diego Maradona.
El artículo de Perarnau hoy en el Sport sirve para entender unas cuantas cosas del fútbol argentino bajo el mandato de Grondona.
Según esto, Croacia 98, Rumanía y Bulgaria 94 o Turquía 2002, por hablar de Mundiales, a lo mejor no habrían tenido su oportunidad. Lo mismo que la República Checa en el 96 o la inolvidable Turquía de la pasada Eurocopa y sus remontadas imposibles, sin mencionar la Rusia de Arshavin. Y entonces pasamos a nombres concretos: salvo Maradona en el 86, no se puede decir que los grandes hayan sido los más decisivos; destellos de Romario y Bebeto en el 94, Zidane en el 98 marca dos cabezazos de córner en la final y poco más -final más recordada por el ataque previo de Ronaldo-, en 2002 fue más decisivo Rivaldo que Ronaldo, y en 2006, en fin, Cannavaro Balón de Oro y Zidane pasando a la historia con otro cabezazo -previo penalty a lo Panenka, todo hay que decirlo-. Mientras, en esos Mundiales aparecieron Hassan Sas, Brolin o Michael Owen con 17 años, por poner algunos ejemplos.
Y llegamos a Argentina, ¿qué pasa si no va al Mundial? Nada. Es más, vistas las actuaciones de la albiceleste desde el 78, se pierde muy poco. Salvo el 86 a lomos de Maradona, el partidazo frente a Holanda en el 98 y las ráfagas del 2006 (los 50 y tantos toques frente a Serbia, el voleón de Maxi), el resto ha sido más expectativa que otra cosa. Siempre con un sucesor de Maradona que fracasa, siempre con la vitola de favorito aunque luego uno por uno la cosa no fuera para tanto, siempre con la sombra de Brasil planeando. Y sí, ganaron en el 78, pero con Videla en el palco, y el pase de Maradona a Caniggia en el 90 es de antología, pero en Italia racanearon como nadie -sin contar los bidones de agua frente a Brasil-. En el 82 y en el 94 se estrellan a lo grande Maradona mediante, y en 2002 caen con todo el equipo.
Messi se pierde el Mundial, mala suerte, también se lo perdieron en el 94 la generación de los Papin, Ginola y Cantoná y en el 98 una nueva generación francesa levantaba la Copa. A lo mejor Argentina necesita un gran fracaso para analizar qué es lo que falla en un país que gana los JJ.OO. y los Mundiales sub-20 y luego se estrella en las grandes citas.
Y es que viendo a los que jugaron frente a Perú, a lo mejor habría que preguntarse si Argentina es, por nombres, una de las grandes hoy en día. Estos son los que jugaron: Sergio Romero; Jonás Gutiérrez, Rolando Schiavi, Gabriel Heinze y Emiliano Insúa; Enzo Pérez (Martín Palermo, 45), Javier Mascherano, Ángel Di María; Pablo Aimar (Federico Insúa 75); Lionel Messi y Gonzalo Higuaín (Martín Demichelis, 66). DT: Diego Maradona.
El artículo de Perarnau hoy en el Sport sirve para entender unas cuantas cosas del fútbol argentino bajo el mandato de Grondona.
De todo un poco
Repasando que es gerundio.
El Top de TV Golo, empezando por el testarazo de Palermo desde 40 metros y acabando con Cesc, que ha tenido otra de esas semanas en que parece en estado de gracia -cuatro pases de gol, golazo con el Arsenal y golazo con la selección-; por el camino los geniales Berbatov y Riquelme, siempre bajo el sospechoso manto de una aparente indolencia, Schiattarella y Payet viendo la portería enorme, y Cardozo y Coelho poniendo el balón parado imposible para el portero.
Seguimos para bingo, mientras Argentina suda sangre para vencer a Perú, Riquelme se regala, aquí un taconcito para que Viatri marque.
Con retraso, pero el pase de Xavi y la definición de Cesc no tienen fecha de caducidad. Lo mejor, el retraso de Juan Carlos Rivero, que se da cuenta del buen pase de Xavi cuando el balón ya está dentro, igual es que se le contagian los reflejos de Zubi, vete a saber.
El 1-2 de Uruguay por dos motivos: marca Suárez y Forlán marca de penalty en el descuento, pero lo hace poniéndolo en la escuadra, nada de asegurar hecho un manojo de nervios.
Y como no, el gol de Palermo, uno de los más dramáticos de los últimos tiempos. Con 35 años, repescado, habiendo sobrevivido a todo y a todos haciendo lo que mejor sabe hacer, marcar goles como sea y cuando sea. Lástima que la celebración del oportunista personaje en que se ha convertido Maradona haya sido más emitida que el propio gol.
El Top de TV Golo, empezando por el testarazo de Palermo desde 40 metros y acabando con Cesc, que ha tenido otra de esas semanas en que parece en estado de gracia -cuatro pases de gol, golazo con el Arsenal y golazo con la selección-; por el camino los geniales Berbatov y Riquelme, siempre bajo el sospechoso manto de una aparente indolencia, Schiattarella y Payet viendo la portería enorme, y Cardozo y Coelho poniendo el balón parado imposible para el portero.
Seguimos para bingo, mientras Argentina suda sangre para vencer a Perú, Riquelme se regala, aquí un taconcito para que Viatri marque.
Con retraso, pero el pase de Xavi y la definición de Cesc no tienen fecha de caducidad. Lo mejor, el retraso de Juan Carlos Rivero, que se da cuenta del buen pase de Xavi cuando el balón ya está dentro, igual es que se le contagian los reflejos de Zubi, vete a saber.
El 1-2 de Uruguay por dos motivos: marca Suárez y Forlán marca de penalty en el descuento, pero lo hace poniéndolo en la escuadra, nada de asegurar hecho un manojo de nervios.
Y como no, el gol de Palermo, uno de los más dramáticos de los últimos tiempos. Con 35 años, repescado, habiendo sobrevivido a todo y a todos haciendo lo que mejor sabe hacer, marcar goles como sea y cuando sea. Lástima que la celebración del oportunista personaje en que se ha convertido Maradona haya sido más emitida que el propio gol.
Sobre Valerón
Sigo fatal de tiempo y me quedo con las ganas, de momento, de comentar el gol de Palermo. Pero leyendo esta entrevista de El País a Lendoiro me he quedado de piedra con esta respuesta sobre Valerón.
P. Elija un futbolista de los que ha tenido.
R. Valerón, sin duda. Cuando estaba en la cúspide, nunca pidió un duro; cuando le ofrecimos una renovación, le parecía exagerada. Ahora que empieza a perfilarse el final, se ofrece para ser hombre de club. Dije que no lo cambiaba por Zidane y lo mantengo.
El resto de la entrevista también es aconsejable porque explica el drama de todos los equipos españoles que no son Madrid o Barça (o eso me ha parecido a mí).
P. Elija un futbolista de los que ha tenido.
R. Valerón, sin duda. Cuando estaba en la cúspide, nunca pidió un duro; cuando le ofrecimos una renovación, le parecía exagerada. Ahora que empieza a perfilarse el final, se ofrece para ser hombre de club. Dije que no lo cambiaba por Zidane y lo mantengo.
El resto de la entrevista también es aconsejable porque explica el drama de todos los equipos españoles que no son Madrid o Barça (o eso me ha parecido a mí).
Enric sobre Mourinho
Conclusión del artículo de Enric González sobre Mourinho.
"Ahora creo que a Mourinho le falta algo esencial. Mi teoría es que lo sabe todo sobre el fútbol, pero no sabe que es un juego. Y, por tanto, no sabe disfrutarlo."
Yo lo hubiera resumido diciendo que ha sido siempre un rancio y que tiene más de personaje creado por él mismo que otra cosa, por suerte, él lo explica mucho mejor y lo compara con los grandes técnicos de la historia.
"Ahora creo que a Mourinho le falta algo esencial. Mi teoría es que lo sabe todo sobre el fútbol, pero no sabe que es un juego. Y, por tanto, no sabe disfrutarlo."
Yo lo hubiera resumido diciendo que ha sido siempre un rancio y que tiene más de personaje creado por él mismo que otra cosa, por suerte, él lo explica mucho mejor y lo compara con los grandes técnicos de la historia.
Cosas...
Primer día de fiesta de un servidor desde hace casi tres semanas... así que comento cuatro cosas que me llamaron la atención, linko lo que he visto de refilón y me pongo un poco al día, a ver si cojo el ritmillo poco a poco.
El juego del Madrid: el problema no es que jueguen mejor o peor (¿quién decide qué es jugar bien o mal?), el problema es que el Barça sigue en su línea; si yo fuera seguidor del Madrid no estaría excesivamente preocupado: se ganan los partidos, los nuevos fichajes responden, se encajan pocos goles, Cristiano está que se sale, el equipo no se parte por la mitad y todos corren arriba y abajo. Que yo recuerde, y salvando la Quinta del Buitre y el año de Valdano, el Madrid no ha hecho fútbol de salón, ni siquiera con los galácticos, pero se ha llevado tres Champions y unas cuantas ligas por el camino. Lo dicho, pegada, ráfagas de buen juego y bien atrás, poco más se le puede pedir a un equipo nuevo (y dejémonos de tonterías, el Barça juega como juega porque están Xavi, Iniesta, Guardiola y casi 30 años de fútbol base con el centro del campo como protagonista, cualquier equipo que pretenda lo mismo es un suicidio futbolístico).
Los árbitros: siendo del Barça, de pequeño creía en la confabulación arbitral, que si la dictadura, que si nos robaron a Di Stéfano, la mano negra, que si 14 años sin ganar una liga, los penalties a Butragueño que se caía solo... Nada, no me lo creo, en una competición con treinta y pico partidos no vas a ganar ni a bajar de categoría por los árbitros; es lo mismo que suspender y decir 'el profe me tiene manía'. ¿Favorecen a los grandes? No lo tengo claro, pero si sé que un equipo grande pisa más el área rival y tiene mejores jugadores, capaces de provocar faltas y penalties más asiduamente. Lo que está claro es que un árbitro se puede equivocar, que los de aquí son malos y prepotentes, pero de ahí a insistir una y otra vez va un trecho. Y no lo digo por el villarato únicamente, lo digo porque la prensa de aquí se agarró al penalty de Diawara a Ronaldo como un clavo ardiendo (a lo mejor tienen que arrancarle la pierna para que reconozcan que fue falta).
El Barça: más o menos todo sigue igual e Ibrahimovic marca mucho más de lo esperado; puestos a buscarle pegas diría que Messi está más individualista, que no se entra mucho por bandas y que los centrales cada día están más arriba, lo cual es bueno hasta que Busquets se olvida y hace una cesión hacia atrás.
Vídeos; no he podido ver casi nada en las últimas dos semanas.
Taconazo de Arshavin.
Top TV Golo, con el taconazo de Tihinen en San Siro.
Showboat.
La jugada de Ribéry ante la Juve.
El juego del Madrid: el problema no es que jueguen mejor o peor (¿quién decide qué es jugar bien o mal?), el problema es que el Barça sigue en su línea; si yo fuera seguidor del Madrid no estaría excesivamente preocupado: se ganan los partidos, los nuevos fichajes responden, se encajan pocos goles, Cristiano está que se sale, el equipo no se parte por la mitad y todos corren arriba y abajo. Que yo recuerde, y salvando la Quinta del Buitre y el año de Valdano, el Madrid no ha hecho fútbol de salón, ni siquiera con los galácticos, pero se ha llevado tres Champions y unas cuantas ligas por el camino. Lo dicho, pegada, ráfagas de buen juego y bien atrás, poco más se le puede pedir a un equipo nuevo (y dejémonos de tonterías, el Barça juega como juega porque están Xavi, Iniesta, Guardiola y casi 30 años de fútbol base con el centro del campo como protagonista, cualquier equipo que pretenda lo mismo es un suicidio futbolístico).
Los árbitros: siendo del Barça, de pequeño creía en la confabulación arbitral, que si la dictadura, que si nos robaron a Di Stéfano, la mano negra, que si 14 años sin ganar una liga, los penalties a Butragueño que se caía solo... Nada, no me lo creo, en una competición con treinta y pico partidos no vas a ganar ni a bajar de categoría por los árbitros; es lo mismo que suspender y decir 'el profe me tiene manía'. ¿Favorecen a los grandes? No lo tengo claro, pero si sé que un equipo grande pisa más el área rival y tiene mejores jugadores, capaces de provocar faltas y penalties más asiduamente. Lo que está claro es que un árbitro se puede equivocar, que los de aquí son malos y prepotentes, pero de ahí a insistir una y otra vez va un trecho. Y no lo digo por el villarato únicamente, lo digo porque la prensa de aquí se agarró al penalty de Diawara a Ronaldo como un clavo ardiendo (a lo mejor tienen que arrancarle la pierna para que reconozcan que fue falta).
El Barça: más o menos todo sigue igual e Ibrahimovic marca mucho más de lo esperado; puestos a buscarle pegas diría que Messi está más individualista, que no se entra mucho por bandas y que los centrales cada día están más arriba, lo cual es bueno hasta que Busquets se olvida y hace una cesión hacia atrás.
Vídeos; no he podido ver casi nada en las últimas dos semanas.
Taconazo de Arshavin.
Top TV Golo, con el taconazo de Tihinen en San Siro.
Showboat.
La jugada de Ribéry ante la Juve.
Un par de goles...
Misimovic, de esas faltas muy cerca de la frontal que van tocaditas por encima de la barrera.
Sahá, control (¿cabeza, pecho?) y remate, un nueve sin concesiones.
Sahá, control (¿cabeza, pecho?) y remate, un nueve sin concesiones.
Cesc & RVP, Lionel & Zlatan
Dos pases de gol flotantes, por encima de la defensa, dos remates más difíciles de lo que parece. Cuando los buenos se juntan pasan cosas.
Cesc para Robin Van Persie, que dentro de poco patentará el remate cruzado tirándose al suelo.
Messi para Ibrahimovic, un día se va de tres y al siguiente rompe la defensa sin moverse del sitio, mientras Zlatan hace lo que nadie esperaba, ir a gol por partido, ver para creer.
Cesc para Robin Van Persie, que dentro de poco patentará el remate cruzado tirándose al suelo.
Messi para Ibrahimovic, un día se va de tres y al siguiente rompe la defensa sin moverse del sitio, mientras Zlatan hace lo que nadie esperaba, ir a gol por partido, ver para creer.
CR9, Pedro León
Lo que más me gusta de que Cristiano Ronaldo lleve cuatro goles en cuatro partidos (sin contar la Champions), es que ha hecho desaparecer todos esos argumentos que decían que hacía lo que hacía porque jugaba en la Premier, que aquí no iba a poder correr, que esos espacios sólo existían en Inglaterra, que los centrales de allí tienen la cintura de madera, que los porteros de allí se las comen dobladas, que eso aquí no entra y demás explicaciones peregrinas que se están desmontando de forma vertiginosa.
Pedro León marca el gol de falta de la jornada.
Pedro León marca el gol de falta de la jornada.
Messi x2
Ya no se trata de si gana el Balón de Oro, el FIFA World Player y demás premios mediáticos, ahora ya se trata de ver la diferencia de votos con el segundo. Otro tema es que Messi no deja de hacer goles extraordinarios, como el segundo de ayer, pero empieza a ser normal, y por normal entiendo ver el gol y pensar "otro igual, uno, dos, tres... gol"; la única duda empieza a ser si dispara de fuera del área o entra por el pasillo del último defensa que dejó en el suelo. Increíble.
El primero.
El segundo.
El primero.
El segundo.
Showboat, CR9 y Villa
La parroquia no perdona una, si se falta a la cita con algún gol del Real Madrid alguien salta con el cuchillo entre los dientes...
El gol de ayer de CR9, sí, a mí también me parece bueno.
El de Villa, que me parece mejor, sin que eso quiera decir nada más que lo que dice, me parece mejor el de Villa, como otras veces me parecen mejores los de CR9, Ibrahimovic y demás.
Showboat.
El gol de ayer de CR9, sí, a mí también me parece bueno.
El de Villa, que me parece mejor, sin que eso quiera decir nada más que lo que dice, me parece mejor el de Villa, como otras veces me parecen mejores los de CR9, Ibrahimovic y demás.
Showboat.
Algunas cosas y goles
Voy con mucho retraso.
Barça: me reafirmo en lo dicho, en los partidos en casa pueden jugar los Maxwell-Chigrinskiy-Piqué-Alves, pero ayer en defensa la parte izquierda era una barra de mantequilla fundida, así que contra equipos como el Atlético de Madrid de ayer no tiene por qué pasar nada, pero contra otros puede ser un drama. Sumemos que Henry anda quejoso porque recibe menos balones -Ibrahimovic absorbe más juego que Eto'o- y que Messi en estos partidos se pone en modo 'quiero hacerlo todo' y bueno, las cosas andan bien pero hay detalles. Lo bueno es que Ibra lleva 3 de 3 en liga, que en dos partidos ya ha abierto la lata y que de momento la presión y la idea de atacar sin descanso siguen ahí como seña de identidad.
Owen decidió el derby en el descuento... nada como un viejo rockero rememorando tiempos mejores.
Luis Suárez marcó cuatro, por aquello de recordarle a más de una secretaría técnica que en invierno se puede fichar (aún no los he visto ni he encontrado los links).
Rooney, hay que esperar a la cuarta repetición para ver como consigue meter la puntera y rematar.
Owen, pase de Giggs y gol de delantero que ha estado en mil batallas y ha superado un par de lesiones graves.
Torres, jugada personal y gol.
Ibrahimovic, toque de delantero de 1,70 de altura.
Messi convierte a Roberto en uno de los porteros más conocidos del fin de semana.
Bakkal, gambetea y tira al palo largo.
Vermaelen, a este paso va a ser uno de los fichajes del año y uno de esos que reafirman la gestión de Wenger.
Barça: me reafirmo en lo dicho, en los partidos en casa pueden jugar los Maxwell-Chigrinskiy-Piqué-Alves, pero ayer en defensa la parte izquierda era una barra de mantequilla fundida, así que contra equipos como el Atlético de Madrid de ayer no tiene por qué pasar nada, pero contra otros puede ser un drama. Sumemos que Henry anda quejoso porque recibe menos balones -Ibrahimovic absorbe más juego que Eto'o- y que Messi en estos partidos se pone en modo 'quiero hacerlo todo' y bueno, las cosas andan bien pero hay detalles. Lo bueno es que Ibra lleva 3 de 3 en liga, que en dos partidos ya ha abierto la lata y que de momento la presión y la idea de atacar sin descanso siguen ahí como seña de identidad.
Owen decidió el derby en el descuento... nada como un viejo rockero rememorando tiempos mejores.
Luis Suárez marcó cuatro, por aquello de recordarle a más de una secretaría técnica que en invierno se puede fichar (aún no los he visto ni he encontrado los links).
Rooney, hay que esperar a la cuarta repetición para ver como consigue meter la puntera y rematar.
Owen, pase de Giggs y gol de delantero que ha estado en mil batallas y ha superado un par de lesiones graves.
Torres, jugada personal y gol.
Ibrahimovic, toque de delantero de 1,70 de altura.
Messi convierte a Roberto en uno de los porteros más conocidos del fin de semana.
Bakkal, gambetea y tira al palo largo.
Vermaelen, a este paso va a ser uno de los fichajes del año y uno de esos que reafirman la gestión de Wenger.
Top TV Golo
Voy fatal de tiempo... cuelgo el top TV Golo y si los astros se alinean a lo mejor veo el Barça esta noche.
Llegó la Champions
Cristiano ha esperado a que se levantara el telón de la Champions para empezar a tirar de repertorio con dos faltas, la primera marca de la casa y la segunda con el portero de aliado (aunque viendo el balón de este año seguramente no será la última cantada importante de la competición).
Inzaghi, mientras, a lo suyo, dos goles para ganar en Marsella, el Manchester United sigue en la tónica conservadora del año pasado, el Bayern presenta credenciales, el Chelsea cumple con el expediente, Grafite pone al Wolfsburgo en órbita, el Burdeos arranca un empate en casa de la Juve y el Atlético de Madrid en su línea de inicio de temporada, o sea mal.
El primero de Cristiano, marcó muchos así en Inglaterra, así que aunque lo parezca, seguramente el portero no puede hacer nada más.
Guti, nunca le faltó la clase, sobre todo cuando entra desde el banquillo.
Inzaghi, mientras, a lo suyo, dos goles para ganar en Marsella, el Manchester United sigue en la tónica conservadora del año pasado, el Bayern presenta credenciales, el Chelsea cumple con el expediente, Grafite pone al Wolfsburgo en órbita, el Burdeos arranca un empate en casa de la Juve y el Atlético de Madrid en su línea de inicio de temporada, o sea mal.
El primero de Cristiano, marcó muchos así en Inglaterra, así que aunque lo parezca, seguramente el portero no puede hacer nada más.
Guti, nunca le faltó la clase, sobre todo cuando entra desde el banquillo.
Fantasy Champions habemus
Código para la liga Futbol Arte, en principio es la del año pasado y los que vuelvan a hacer equipo ya empiezan incluidos. En caso de no haber vapuleado al autor del blog y sus muchachos, este año bajo el nombre de The Beckenbauers, el código es este: 101836-20672.
Como siempre, se entra por aquí, se confecciona el equipo bajo el influjo de Guardiola, unas gotas de Florentinismo y el zorroviejismo de Ferguson y se hace clic en "Crear y unirse a nuevas ligas", allí se introduce el código y listos, a triunfar (o no).
Como siempre, se entra por aquí, se confecciona el equipo bajo el influjo de Guardiola, unas gotas de Florentinismo y el zorroviejismo de Ferguson y se hace clic en "Crear y unirse a nuevas ligas", allí se introduce el código y listos, a triunfar (o no).
Eto'o, Duff, Filipe Luis
*Durante el día de hoy haré el equipo Fantasy Champions y crearé la liga Futbolarte además de apuntarme a todas aquellas a las que haya sido invitado y, ya que estamos, comentar como anda la Fantasy Premier de Futbolarte.
Eto'o haciendo lo que mejor sabe hacer, abrir la lata (ya que estamos, y ante la insistencia de tanto Eto'oniano suelto, decir que este tipo de gol lo intentó en el Camp Nou hasta decir basta y apenas le salieron uno o dos, el resto iban a segunda gradería).
Duff, seguro que ha habido goles mejores, pero Duff es de esos extremos old school/videojuego, sólo recorta en ángulos de 45º o 90º para sacar el disparo o el centro, nada más (y nada menos).
Filipe Luis, trallazo y tres puntos, poco más se le puede pedir a un lateral.
Eto'o haciendo lo que mejor sabe hacer, abrir la lata (ya que estamos, y ante la insistencia de tanto Eto'oniano suelto, decir que este tipo de gol lo intentó en el Camp Nou hasta decir basta y apenas le salieron uno o dos, el resto iban a segunda gradería).
Duff, seguro que ha habido goles mejores, pero Duff es de esos extremos old school/videojuego, sólo recorta en ángulos de 45º o 90º para sacar el disparo o el centro, nada más (y nada menos).
Filipe Luis, trallazo y tres puntos, poco más se le puede pedir a un lateral.
Ibra y Kaká (y golazos)
Kaká es la discreción hecha fútbol y los fundamentos más básicos aplicados con elegancia, una pared, un toque, un desborde y pase al punto de penalty, dos pases de gol, el engranaje perfecto para hacer funcionar tanta individualidad.
Kaká marea al defensa sin alardes, pase atrás y remate de Guti.
Ibrahimovic, además de marcar, empieza a hacer lo que se esperaba de él, generar fútbol y ocasiones para los demás.
Control y pase para que Messi marque de cabeza.
Chilena de Defoe, uno de los cinco delanteros más en forma de Europa.
Falta de Giggs, que golpea con la facilidad que dan los años.
Rooney está que se sale, sabe que ahora la figura del United es él.
Drogba, delanterocentrismo, protege el balón, lo deja correr y remata sin mirar ni miramientos.
Ribéry, falta descomunal y abrazo sobreactuado con Van Gaal, ¿vuelve el feeling?
Cáceres, de volea, si no lo veo no lo creo.
Kaká marea al defensa sin alardes, pase atrás y remate de Guti.
Ibrahimovic, además de marcar, empieza a hacer lo que se esperaba de él, generar fútbol y ocasiones para los demás.
Control y pase para que Messi marque de cabeza.
Chilena de Defoe, uno de los cinco delanteros más en forma de Europa.
Falta de Giggs, que golpea con la facilidad que dan los años.
Rooney está que se sale, sabe que ahora la figura del United es él.
Drogba, delanterocentrismo, protege el balón, lo deja correr y remata sin mirar ni miramientos.
Ribéry, falta descomunal y abrazo sobreactuado con Van Gaal, ¿vuelve el feeling?
Cáceres, de volea, si no lo veo no lo creo.
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